La ley

La Biblia aborda a la envidia y los celos, que se remontan hasta los días de Moisés. El Éxodo 20:17 ordena, "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca". Aunque este versículo no menciona las palabras "celos" o "envidia", el concepto de codicia abarca ambas palabras.

Proverbios

Los proverbios abordan las consecuencias de los celos y la envidia en varios pasajes. Proverbios 14:30 incluye las consecuencias físicas de la envidia: "Un corazón en paz le da vida al cuerpo, pero la envidia pudre los huesos". Proverbios 27:4 enuncia: "Cruel es la ira, e impetuoso el furor, ¿más quién podrá sostenerse delante de los celos?" Los celos tienen una poderosa influencia que incluso puede eclipsar a otras emociones.

Las palabras de Pablo

Pablo, quien escribió gran parte del Nuevo Testamento, también le dice a los creyentes que se guarden de los celos. 1 Corintios 3:3 enuncia, "Porque aún sois carnales. Pues habiendo entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales y andáis como hombres?" El pensamiento es que, como cristiano, tienes que superar a los celos. Galatas 5:19-21 coloca a los celos y la envidia en la misma categoría de pecado sexual y, de vuelta, los etiqueta como una de las obras de la carne. "Manifiestas son las obras de la carne: adulterio, fornicación, lujuria, idolatría, brujería, enemistad, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidia, borrachera, orgías, y cosas como éstas. Os advierto, como ya os he dicho antes, que aquéllos que practican tales cosas no heredarán el reino de dios".

Santiago

El libro de Santiago incluye algunas de las advertencias más severas de la Biblia en contra de la envidia y los celos . Santiago 3:14-16 dice, "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad... Porque donde hay celos y contención, habrá perturbación y toda obra perversa". Este fuerte mandato advierte de las consecuencias devastadoras de los celos. Santiago 4:2-3 enfatiza, "Deseáis y no tenéis, así que matáis. Codiciáis y no podéis alcanzar, entonces lucháis y combatís, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís sin recibir, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites". De nuevo, aunque el versículo emplea la palabra "codicia" en vez de "celos", el fuerte mensaje comunica una verdad similar.