Las consecuencias del socialismo

El filósofo alemán Karl Marx es considerado como el padre del concepto de socialismo.

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El socialismo se refiere a una ideología en la que el gobierno controla todos los aspectos de la economía. El concepto de socialismo empezó como una manera de hacer frente a los llamados defectos económicos que se percibían en el capitalismo, pero en general se considera que falló en la consecución de su meta. En estos días, el socialismo se considera un fracaso, pero la idea y noción de éste, aún perdura.

Nacimiento del socialismo

El nacimiento del socialismo se atribuye generalmente al trabajo de Karl Marx, un filósofo alemán. Sin embargo, Marx sólo escribió unas páginas del tema, resaltando el socialismo como modelo moral que la sociedad debería seguir. El verdadero padre del socialismo es el revolucionario ruso Vladimir Lenin, quien creía que si la búsqueda de ganancia fuera quitada de la economía, terminaría volviéndose menos compleja. Mientras el concepto de socialismo en papel parecía exitoso, no fue práctico en la realidad.

Rusia bajo el socialismo

Cuando el socialismo empezó en Rusia, los campesinos formaban la mayor parte de la fuerza de trabajo y ayudaron a construir caminos, presas, líneas de ferrocarril, fábricas de acero, fábricas de tractores y redes eléctricas. Inicialmente, cuando los rusos adoptaron el socialismo y se convirtieron en la Unión Soviética, este ayudó a estimular el crecimiento de la economía. Sin embargo, lentamente se volvió evidente que el socialismo tenía puntos débiles. Los jefes, a quienes se les habían dado metas, se concentraron más en conseguirlas que en la calidad. Todos los recursos eran utilizados para conseguir los objetivos y muchas veces los recursos no estaban disponibles. El socialismo no aceptaba que las fábricas pudieran comprar sus materias primas y contratar o despedir a sus trabajadores. Pronto, las fábricas empezaron a crear unidades de fabricación, comisarios y aún viviendas para los trabajadores para mantener el control sobre la fuerza de trabajo y la producción. Poco tiempo después, el caótico estilo de trabajo empezó a tener un efecto adverso sobre el crecimiento económico en el país. En la década de 1960, la Unión Soviética fue el primer país industrializado que vio una caída en la esperanza de vida. Esto fue básicamente por la asignación al azar de los recursos. Por ejemplo, en los centros de investigación militar podían conseguir todos los químicos, medicinas y artículos que necesitaran, mientras los hospitales no tenían este privilegio. En los años de 1970, fue evidente que la URSS estaba enfrentando un descenso en su producción.

Perestroika y el Socialismo

Finalmente en el año de 1987, el presidente Mikhail Gorbachev anunció que el gobierno reestructuraría la economía abriendo el mercado, permitiendo la propiedad privada y el libre intercambio económico con el occidente. Esto fue conocido como Perestroika y marcó el final del socialismo.

Socialismo y el Occidente

Muchos países occidentales no entendieron los problemas asociados con la planificación central. Esto se debió a que para el Occidente, el socialismo parecía tener éxito en la URSS. En la década de 1930, las industrias rusas lo estaban haciendo muy bien y estaban superando sus metas de producción. Sin embargo, economistas de libre mercado, como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, empezaron a cuestionar la viabilidad del socialismo. Los economistas mencionaban que ya que el socialismo no tenía un mecanismo para decirle a los planeadores centrales lo que debían producir y no que no, la economía estaba destinada a sufrir. Sin embargo, los que apoyaban al socialismo contrarrestaron la afirmación de manera eficaz, y esto causo que los gobiernos de Occidente creyeran que los críticos del socialismo estaban equivocados en su evaluación.

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