Origen de los trozos de carbón para la Navidad
Ryan McVay/Photodisc/Getty Images
La leyenda navideña que dice que los niños malos recibirán un trozo de carbón en su media en lugar de regalos, en realidad tiene varios orígenes. La diferencia de cada historia es cultural y varía entre países. Al igual que la mayoría de las rivalidades culturales, la respuesta a "¿quién lo hizo primero?" está enterrado en generaciones de la narración, pero es divertido pensar en todas las posibilidades detrás de la leyenda.
Sicilia
Uno de los muchos orígenes de la historia se inicia en Italia, donde se cree en La Befana (una bruja que entrega los regalos) en lugar de Santa Claus. Cuando Jesús nació, ésta vio una estrella brillante en el cielo y reunió algunos juguetes y otros regalos para dárselos a él, pero no pudo encontrar el establo. Cada año se va en busca de éste y deja juguetes para los chicos buenos y carbón para los malos. En estos días, los italianos utilizan un caramelo, llamado Dolce Carbone, para convertir la leyenda en una broma. El dulce oscuro similar a una roca, luce exactamente como un trozo de carbón.
Holanda
Algunas personas dicen que la historia de los trozos de carbón comenzó en Holanda en el siglo XVI. Antes de Navidad, los niños ponían sus zuecos cerca de la chimenea, antes de que se utilizaran las medias. Cuando uno era malo obtenía un pedazo de carbón; pero si eran buenos, conseguían un juguete pequeño, galletas o dulces.
Inglaterra
En el siglo XIX, la mayor parte de Europa fue impulsada por el carbón, y la mayoría de los hornos de los hogares lo quemaban. Una bandeja de este mineral caliente, a menudo, se mantenía debajo de la cama para generar calor en el medio de la noche. En Inglaterra, mientras que los hijos de las familias ricas obtenían dulces y juguetes en sus medias, los que eran pobres (se creía que habían sido empobrecidos por Dios, como castigo por las malas acciones de su familia) podría obtener carbón, si tenían suerte.
El hombre noble
Un noble orgulloso pero pobre tenía tres hijas listas para casarse. El problema era que no tenía dote para darles. San Nicolás secretamente le entregó a la familia dinero suficiente para que sus hijas pudieran comenzar su vida con sus nuevos maridos. Lo hizo colocando el dinero en unas medias que se estaban secando por la chimenea. Cuando se corrió la voz acerca de este milagro, todos empezaron a colgar éstas cerca del fuego, con la esperanza de que el benefactor secreto los visitara. Y sí lo hizo, pero no le entregó lo mismo a todos. A los que este santo consideró como personas malas, les dejó un trozo de carbón en lugar de oro.
Referencias
Sobre el autor
Alana Armstrong started her writing career in 2005, covering street art and graffiti. She currently works as a freelance writer, photographer and artist in Toronto. Armstrong has a diploma in photojournalism from Sheridan College and a Bachelor of Fine Arts in photo media from the University of New South Wales.
Créditos fotográficos
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