Step 1

No intentes simplemente renunciar a tu café matutino de un momento al otro. Esto raramente funciona y te encontrarás retrasado varias mañanas seguidas. En su lugar, prueba cambiar primero a uno descafeinado. Tu cuerpo no recibirá la descarga de la cafeína, pero tu mente se engañará por el sabor del café. Para muchas personas el café matutino puede ser tanto psicológico como físico.

Step 2

Limítate a una sola taza de café por día. También, prueba no tomártelo a la misma hora. El punto es romper cualquier rutina que puedas tener cuando se trate acerca de tomar café en general.

Step 3

Reemplaza tu café matutino con alternativas más saludables como las bebidas de cereales, té de hierbas o té verde. Puedes encontrar una variedad de estas bebidas en tiendas de alimentos saludables.

Step 4

Come un desayuno que incluya alimentos sólidos y una bebida. Un simple plato de cereal por ejemplo, puede hacerte sentir muy lleno como para querer una taza de café. Eventualmente, encontrarás que ya no te derrites por tu café matutino una vez que entres en esta rutina.

Step 5

Come una manzana por la mañana en lugar de tomarte una taza de café. Una manzana realmente puede energizarte naturalmente de la misma forma de lo que lo haría una taza regular de café, y es una alternativa mucho más saludable.

Step 6

Escoge una bebida frutal camino a tu trabajo o lleva una contigo. El jugo calmará tu sed por la mañana y tiene más vitaminas y nutrientes que cualquier taza de café.

Step 7

Salte de cualquier rutina mientras intentas reemplazar tu café matutino. Para muchas personas, tomar esa primera taza de café por la mañana puede ser parte de su rutina diaria. Considera despertarte a una hora diferente, ejercitarte o simplemente hacer las cosas fuera de tu orden normal.