Imagen corporal

Una mujer hermosa con baja autoestima puede preocuparse demasiado por su apariencia. Algunas de las señales que puede dar son las miradas frecuentes al espejo y arreglarse de forma constante. Su maquillaje debe estar perfecto, su piel debe lucir impecable y su cabello debe estar correctamente peinado en todo momento. Si no luce de cierta forma, su baja autoestima y seguridad sufren. Las mujeres con baja autoestima pueden desarrollar desórdenes alimenticios para ayudar a alcanzar una imagen corporal que consideran perfecta.

Críticas

Las críticas de otros, constructivas o no, no son aceptadas por las mujeres hermosas con baja autoestima. Sienten que las críticas confirman su falta de mérito. Puede surgir un comportamiento a la defensiva y no hay posibilidad de que acepten los errores. La autocrítica es común en aquellas personas con baja autoestima. Es característico que se menosprecien de forma constante y que digan cosas como "hago todo mal" o "soy un fracaso". A menudo se critican a sí mismas, pero la pasan muy mal cuando lo hacen los demás.

Perfeccionismo

El miedo a fracasar puede desencadenar el perfeccionismo en las mujeres con baja autoestima. En el lugar de trabajo tienen que lucirse; en la escuela deben tener las mejores notas. Cualquier cosa por debajo de este nivel es inaceptable. La incapacidad de mantener el comportamiento perfecto puede hacer que pierdan el control y que afloren sentimientos de fracaso que tratan de evitar desesperadamente. No existe un equilibrio sano o intermedio para una mujer con baja autoestima. Es la mejor o es la peor, una cosa o la otra.

Comunicación

La baja autoestima en una mujer bella puede causar problemas en la comunicación. Puede sentir que su opinión no es importante o que no es lo suficientemente valiosa como para comunicarse con los demás, siendo imposible para ella discutir temas. El miedo a equivocarse y no gustar puede ser abrumador. Las mujeres con este tipo de autoestima pueden decidir directamente no escuchar lo que se está diciendo para no tener que tomar parte en las conversaciones.