¿Qué pasa después de que un volcán hace erupción?

Los volcanes pueden ser peligrosos, incluso si han estado inactivos por varios años.

U.S. National Parks Service

Algunos volcanes hacen erupción en silencio; otros disparan gas, vapor y cenizas en el aire de manera violenta. Después de que un volcán hace erupción, algunos gases son liberados a la atmósfera. Estos gases incluyen vapor de agua, así como dióxido de carbono, dióxido de sulfuro, sulfuro de hidrógeno, monóxido de carbono, hidrógeno y metano. Todos estos gases pueden formar la lluvia ácida en altas concentraciones.

Existen partículas pequeñas rocas llamadas tefra, que están contenidas en la masa de gases que expulsa un volcán. Las partículas de tefra pueden adherirse a las partículas de gas y ser llevadas grandes distancias según el Servicio Geológico de los Estados Unidos. El efecto inmediato de las altas concentraciones de gas en el aire causan el cierre al tráfico aéreo por encima y alrededor del volcán. Con el tiempo, los vientos de nivel superior pueden transportar los gases volcánicos alrededor del mundo.

Las partículas de ceniza impiden el tráfico aéreo y también originan inmensas dificultades respiratorias para la gente que vive cerca de un volcán en erupción. Después de que un volcán hace erupción, estas partículas de ceniza de 2 mm o menores vuelan por el aire, cubriéndolo todo cerca del volcán. Las partículas de ceniza pueden formar una capa igual a la de la nieve nieve, pero la ceniza es mucho más difícil de eliminar. Si se combina con agua, la ceniza se convierte en una masa semejante al lodo.

La Administración Federal de Aviación monitorea las erupciones volcánicas para evitar que los aviones viajen por áreas que quizás tengan partículas de ceniza en el aire debido a los peligros de la pérdida de visibilidad y la posible falla del motor. También se levantan nubes de partículas de ceniza hacia la atmósfera, ya que las transportan los vientos dominantes, esto hace su presencia peligrosa a cualquier aeronave que vuele en las proximidades.

Cambios en el aire

Cambios en el paisaje

Cada volcán hace cambios en el paisaje de la Tierra después de una erupción. Los volcanes construyen nueva tierra con cada erupción, arrojando lava caliente desde lo profundo de la tierra sobre la superficie que es mucho más fresca. Después de que un volcán hace erupción, el magma fluye hacia abajo por las laderas del volcán, llegando a un punto donde se enfría lo suficiente para detener su flujo.

A medida que el flujo avanza, todo lo que esté en el paso de la lava es consumido. Las plantas, animales, edificios, carreteras y árboles se queman totalmente. La lava fresca fluye por un tiempo y forma roca nueva. El viento, lluvia y agua erosionan después los flujos de lava y logran desmoronarla y convertirla en tierra.

Cuando un volcán expulsa grandes cantidades de ceniza, ésta cubre la superficie de la tierra alrededor de un volcán. Esto crea una condición peligrosa de tierra inestable con una gruesa capa de ceniza que cubre los lados de las montañas y cerros. Los lahares son violentos aludes de lodo causados por cenizas anegadas que se deslizan hacia abajo por las laderas de una montaña. Estos peligrosos deslaves arrastran ceniza, rocas y escombros, destruyéndolo todo a su paso.

Cambios en el agua

Los ríos y arroyos cerca de los volcanes en erupción sufren los efectos de la ceniza, los gases calientes y la lava. Después de que un volcán hace erupción, los escombros expulsados por el volcán afectan a las vías navegables de varias maneras. Los ríos y arroyos forman una parte muy básica del ciclo hidrológico porque dispersan el agua por una cuenca hidrográfica hacia el mar. Los volcanes perturban este proceso bloqueando la corriente de las cuencas de los ríos y arroyos, lo que desvía su curso y contamina el suministro de agua con partículas y gases peligrosos. La ceniza fina puede ser fácilmente arrastrada por el agua, pero se necesita tiempo para restaurar una vía fluvial después de una erupción.

Efectos sobre plantas y animales

Al igual que los seres humanos, los animales pueden sobrevivir con pocos efectos permanentes resultantes de la deposición de ceniza, siempre y cuando la ceniza no esté demasiado caliente y no cubra su fuente de alimento. La mayor amenaza de un volcán son los daños que causan al medio ambiente. La ceniza contamina el agua rápidamente y ésta es necesaria para cualquier animal. Sin acceso a un suministro de agua no contaminado, muchos animales salvajes se trasladan a zonas más seguras.

Los peces son extremadamente susceptibles a los cambios en la calidad del agua. Las erupciones volcánicas a menudo causan la muerte total de los arroyos y ríos cerca de los volcanes. La ceniza contamina el agua y los árboles quemados o muertos no proporcionan suficiente sombra a lo largo de estos ríos para mantener baja la temperatura del agua. Un contenido alto de sedimentos en el agua impide una alimentación, movimiento y reproducción adecuados. Las aves naturalmente tienen dificultades para volar en las zonas con nubes de ceniza. Los gases calientes también son mortales para las aves.

Las plantas y los árboles sufren los efectos del calor que genera la erupción y el depósito de cenizas y sedimentos. Sin embargo, los árboles que no se queman se recuperan y suelen seguir creciendo después de que la ceniza se lava del árbol mismo. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, el aumento de la erosión habilitado por las deposiciones de ceniza y tefra causa una revegetación más lenta de las áreas dañadas. La tefra contiene potasio y fósforo que son nutrientes valiosos para el suelo rico y fértil. La meteorización ayuda a liberar estos nutrientes en el suelo, creando un mejor entorno para el crecimiento renovado de plantas y árboles locales.

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