Los efectos de la negligencia cognitiva en el desarrollo del infante y la niñez temprana

Los colores brillantes y las formas variadas les brindan estimulación cognitiva a los bebés.

Sky View/Photodisc/Getty Images

El cerebro humano es un órgano fascinante que literalmente puede recrearse a sí mismo a través de un proceso llamado neuroplasticidad, y el aprendizaje continúa a lo largo de la vida, de acuerdo con un artículo de la revista "Brain World". Sin embargo, a pesar de la neuroplasticidad, cuando un niño es descuidado, especialmente durante las fases críticas del desarrollo, es menos probable que el cerebro se desarrolle hasta su máximo potencial.

La experiencia importa

Aunque una parte considerable del desarrollo de las células cerebrales ocurre dentro del útero, la experiencia después del nacimiento tiene un efecto sumamente decisivo en el desarrollo cerebral, ya que las células cerebrales crean nuevas conexiones o fortalecen las conexiones existentes cada vez que aprendemos algo nuevo. Los circuitos en el cerebro se reorganizan constantemente o se redirigen de acuerdo con la cantidad y calidad de las experiencias vitales, así como con el momento en que ocurren. Durante los primeros años de la vida, el cerebro de los niños crea cientos de millones de conexiones conforme aprenden a caminar, hablar, reconocer formas y colores, y son sociabilizados. Para sustentar este desarrollo, el cerebro debe ser nutrido adecuadamente y recibir estímulos sensoriales tales como el juego.

Funciones ejecutivas

En un cerebro totalmente desarrollado son vitalmente necesarias tres funciones ejecutivas principales (las capacidades cerebrales que nos ayudan a completar tareas a lo largo de las actividades diarias). La memoria de trabajo es la capacidad para mantener varias piezas de información en el cerebro para su posterior evocación. El control inhibitorio nos permite resistir a los impulsos y tentaciones, mientras que la flexibilidad mental nos da la capacidad de adaptarnos conforme las condiciones cambian. Estas funciones ejecutivas empiezan a desarrollarse durante la niñez temprana en respuesta a las interacciones con padres y cuidadores, al igual que con el ambiente. Los ambientes negligentes y caóticos interrumpen el proceso de desarrollo de las funciones ejecutivas y producen problemas permanentes, de acuerdo con "Building the Brain's Air Traffic Control (Construyendo el control de tráfico aéreo del cerebro)", un documento del Center on the Developing Child de la Harvard University.

Negligencia y ambiente

La negligencia temprana afecta la habilidad de un niño para pensar, así como sus habilidades lingüísticas y su conducta, de acuerdo con un artículo de la revista "Psychology". El estudio comparó a tres grupos de niños: niños que habían sido descuidados, niños criados en ambientes institucionales y niños que no tenían historial de descuido. Los niños que habían sido descuidados o criados en instituciones tuvieron menores puntuaciones cognitivas y lingüísticas, y eran más propensos a tener problemas de conducta. Además, entre menos tiempo hubieran pasado en un ambiente estable, menores eran sus puntuaciones, y era más probable que tuvieran problemas de conducta.

Estimulación cognitiva

La estimulación cogntiva incluye actividades como darle juguetes al niño, leerle, enseñarle acerca de su ambiente y ser verbalmente responsivo. En un estudio del "Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics", los investigadores evaluaron infantes cuando tenían 6 meses de edad para identificar señales de comunicación infantil temprana, tales como el contacto visual o intentos de comunicación. Los niños fueron evaluados de nuevo a los 24 meses respecto a sus habilidades lingüísticas. Los niños que no habían recibido estimulación cognitiva obtuvieron puntajes menores en las capacidades tempranas de comunicación y lenguaje.

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