Agresiones hacia niños con enfermedades mentales

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Aunque muchos niños corren el riesgo de convertirse en el blanco de un bravucón, los que padecen enfermedades mentales suelen sufrir más aún de los ataques de este tipo. Los bravucones suelen pensar que los niños con enfermedades mentales son un blanco fácil. No les importa que tengan una discapacidad e igual los atacan, los llaman con diferentes apodos, los amenazan y los agreden. Los padres de un niño que padezca alguna enfermedad mental deben prestar especial atención a qué ocurre en la escuela.
Por qué
El bravucón suele buscar tener una sensación de poder o control sobre sus compañeros más débiles. La mayoría eligen a los que parecen débiles. En el caso típico, esto significa elegir niños más pequeños, tímidos o “fuera del grupo”, como minorías u homosexuales. Por los mismos motivos, eligen niños con enfermedades mentales, debido a la sensación de control que sienten dominándolos. Dado que los niños con enfermedades mentales suelen tener hábitos diferentes, llaman la atención de los bravucones.
Cómo
Los ataques típicos de los bravucones incluyen agresión verbal y social. De acuerdo con Edward Dragan, especialista en el tema y autor de “The Bully Action Guide” (Guía de acción de los bravucones), las agresiones de los bravucones hacia personas con enfermedades mentales se parecen a cualquier otro tipo, pero con más atención hacia la discapacidad de la víctima. Por ejemplo, un bravucón puede cargar a un niño disléxico y llamarlo “retrasado”, añadiendo más estrés a la circunstancia ya tensa de tener un problema de aprendizaje. Dado que algunas enfermedades mentales conllevan discapacidades físicas, los bravucones pueden emplear ataques menos directos, pero igual de agresivos, como bloquearle el paso a un niño en silla de ruedas y colocar mesas y sillas en su camino. Los bravucones que eligen a niños con un retraso mental grave como sus víctimas pueden no encontrar satisfacción por no ser comprendidos, por lo que recurren a la agresión física y la intimidación. Los bravucones que eligen a niños con problemas mentales como blanco piensan que será más sencillo "salirse con la suya", dado que en muchos casos, la circunstancia es “su palabra contra la mía”.
Acoso desde la administración
En lo relativo al acoso y la intimidación de las personas con discapacidades, los culpables no siempre son los alumnos. Algunas veces, es la administración, lo que incluye a la maestra. De acuerdo con “The Bully Action Guide”, esta forma de acoso no es directamente agresiva, pero restringe los derechos de las personas con discapacidad. Por ejemplo, la maestra puede prohibirle que participe de determinadas actividades en la clase, porque asume que no puede hacerlas. Sin embargo, esa no es su decisión. Otra situación posible es que lo excluyan de una obra escolar o un paseo, porque creen que causará problemas.
Qué pueden hacer los padres
De acuerdo con el U.S. Department of Justice, el gobierno de los Estados Unidos ofrece protección federal para las personas con enfermedad mental. Una ley, llamada "section 504" (artículo 504), establece de forma explícita que “ninguna persona que padezca una discapacidad en los Estados Unidos puede ser excluida, que nadie puede negarle ningún beneficio y que no se la puede discriminar”. Estas leyes aplican a todos los programas que reciben financiamiento federal, incluyendo las escuelas. Si un padre descubre que su hijo está siendo discriminado, puede iniciar un proceso legal conforme a la "section 504". Sin embargo, es mejor ponerse en contacto con la escuela primero, informar el problema y explicarles, al mismo tiempo, que conoces los derechos que te asisten conforme a la "section 504". Si la respuesta de la institución no te parece suficiente para detener el acoso, puedes ponerte en contacto con el superintendente para informarles que deseas enviar un reclamo al Office of Civil Rights.
Referencias
Sobre el autor
Having obtained a Master of Science in psychology in East Asia, Damon Verial has been applying his knowledge to related topics since 2010. Having written professionally since 2001, he has been featured in financial publications such as SafeHaven and the McMillian Portfolio. He also runs a financial newsletter at Stock Barometer.
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