La diferencia entre el marxismo y el leninismo

El comunismo se originó en el pensamiento de Karl Marx.

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En el plano teórico, la divergencia entre el leninismo y el marxismo surgió del hecho de que la clase obrera se desarrolló de una manera muy diferente a la prevista por Karl Marx y Friedrich Engels. Mientras que Marx y Engels asumieron que la clase obrera comenzaría a desilusionarse a medida que sus trabajos se fueran poco a poco viendo mecanizados, la historia fue testigo de que la clase obrera se volvió cada vez más burguesa en sus sensibilidades. Al identificar el desarrollo de este sentido del derecho y de la complacencia, Vladimir Lenin reconoció la necesidad de una revolución proactiva y contundente, en lugar del lento deslizamiento del fervor revolucionario concebido originalmente en el marxismo tradicional.

El poder sobre la ideología

Fundamentalmente, mientras el marxismo concibió que el componente más importante de la verdadera revolución era las victorias ideológicas, el leninismo reconoció una mayor importancia en el poder militar y político. Mientras que Marx creía que el creciente sentimiento de desilusión y frustración con la explotación de la clase obrera conduciría a una inevitable resistencia y a una revolución, Lenin comprendió que las circunstancias de la clase obrera cambiaron significativamente entre la parte media del siglo XIX y la primera parte del siglo XX.

Vanguardia revolucionaria

Una vanguardia revolucionaria condujo la revolución leninista. Este cuadro se componía de activistas, agitadores y artistas cuyo principal objetivo fue el reclutamiento de nuevos miembros. Todo el propósito de la vanguardia leninista revolucionaria debía ser eventualmente abarcada por las masas de la clase obrera. Cuando se produjo esta subsunción, la mayoría de la gente estaría suficientemente opuesta a la clase dominante, y la verdadera revolución podría tener lugar.

El aplacamiento de la clase obrera

La necesidad de una vanguardia revolucionaria para despertar y motivar a la revolución evolucionó debido a que la clase obrera se había vuelto complaciente en su papel en la industria. Lenin reconoció que la causa de esta complacencia creció por una mayor participación en los beneficios entre los trabajadores. Esta menor redistribución de los beneficios fue posible gracias a la expansión de las industrias en el mundo en desarrollo. Al mudarse a un país o región en desarrollo, las industrias podían reducir el precio de la producción de manera significativa, aumentando rápidamente sus ganancias y ofreciéndoles la posibilidad de aplacar a las clases trabajadoras locales con un marginal aumento de los salarios.

El locus de la revolución

A pesar de que la expansión en el mundo en desarrollo conllevó al aplacamiento de las masas trabajadoras en el territorio nacional de una industria, esto llevó rápidamente a la desilusión de los pueblos que trabajaban en los países en desarrollo. En consecuencia, Lenin se dio cuenta de que el área en la que la revolución era probable que tuviera lugar se desplazó desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo. Ejemplos posteriores del desplazamiento del locus de la revolución fueron Cuba, México y Vietnam.

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