Estilos de vestidos

Los vestidos en la década de 1700 eran elaborados con diseño y detalle, en términos de tamaño eran bien redondos. A comienzos de siglo, la ropa se usaba al cuerpo. Por la década de 1730, las faldas crecieron bastante y por la década de 1750, eran enormes. A finales del siglo, se volvieron delgadas de nuevo. Las mujeres de Europa tomaron la ventaja de la moda de Marie Antonieta y su corte francés encantador. Los vestidos tenían escotes profundos y algunas mujeres usaban faldones de encaje clavado en sus corsés para cubrir el escote. Los corpiños eran muy ajustados, así como las mangas, que pasaban el codo.

Telas y texturas

Las mujeres europeas del siglo 18 amaban las telas suntuosas. Los vestidos para el día a menudo eran de algodón, muselina o de lana y los de noche eran de sedas más finas y telas de Oriente, como el satén. Los patrones como flores y rayas estaban muy de moda, así como los brocados y los bordados de patrones intrincados. A mediados de siglo, cuando los vestidos alcanzaron su tamaño y decoración más extravagantes, a menudo eran cargados de adornos, tales como arcos o volados en el escote y capas de encaje en la parte inferior de las mangas.

Alforjas y almohadillas

Las faldas comenzaron a crecer más en la década de 1700 y las mujeres europeas llevaban miriñaques, al igual que lo hacían las mujeres coloniales. Esto dio un giro en la década de 1740, cuando las mujeres de la aristocracia francesa comenzaron a llevar alforjass, que eran almohadillas para la cadera, que empujaban los vestidos a los costados. Muchas mujeres europeas elegantes reemplazaron los aros por este estilo. La alforjas crecieron casi ridículamente, alcanzando su mayor anchura en la década de 1780. En la época de la Revolución Francesa dejaron de estar a la moda y fueron reemplazadas por almohadillas más pequeñas, que empujaban los vestidos en la parte posterior.

Estilos de hombres

El traje básico de un hombre europeo consistía en pantalones hasta las rodillas, una camisa blanca, un chaleco sin mangas o un chaleco y un abrigo largo. Los hombres de la clase trabajadora llevaban trajes simples de color marrón o negro de lana o muselina. Los hombres más ricos llevaban trajes de raso o seda, junto con lazos de encaje en las mangas de sus abrigos. Una versión de las alforjas se puso de moda para los hombres a mediados de siglo (las llevaban en las caderas para hacer que sus abrigos sobresalieran a los lados). Tras la Revolución Francesa, los estilos de los hombres se volvieron mucho más tenues y siguieron los diseños británicos, que era trajes conservadores oscuros.