¿Qué ideales de la Ilustración afectaron a la Revolución Francesa?

La Revolución Francesa fue uno de los grandes puntos de inflexión de la historia, recordado por sus ideales ilustrados y su violenta agitación.

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La Revolución Francesa es ampliamente considerada como uno de los más grandes ejemplos de la historia en el que se ve que una nueva ideología forja la realidad política. Esto comenzó una década después del final de la Revolución Americana, cuando todos los ojos estaban puestos en los antiguos colonos americanos que deseaban crear el primer sistema democrático desde la antigüedad. Mientras los patriotas americanos miraban a los ideales de la Ilustración para inspirarse (Thomas Paine le llamaba a esto "sentido común"), los franceses querían utilizarlos como modelo para una nueva sociedad. Los ideales de la Ilustración francesa fueron resumidos en el lema de la Revolución: "Libertad, igualdad y fraternidad".

Fraternidad y el contrato social

Los pensadores de la Ilustración creían que la sociedad florecía inspirándose en la confianza mutua de la gente, argumentando esencialmente que el poder del Estado era mayor que la suma de sus partes. No todos estaban de acuerdo acerca de estas implicaciones. Hobbes creía que un gran poder central era necesario para mitigar la naturaleza destructiva del hombre egoísta, mientras que Rousseau consideraba que el interés propio conducía a la gente a trabajar en armonía con una dirección mínima del gobierno. Los franceses finalmente favorecieron la visión más optimista de Rousseau, la misma que Adam Smith hizo suya en su obra "Teoría de los sentimientos morales (The Theory of Moral Sentiments)", publicada en 1759.

La democracia y la autodeterminación

Los ideales de la Ilustración del Contrato Social se diferenciaban del orden establecido descrito por Hobbes a partir de la creencia de que el mejor gobierno era el que recibía sus órdenes de la mayoría, en lugar de hacerlo a partir de unos pocos privilegiados. Jean-Jacques Rousseau escribió a favor del republicanismo que existía en la antigüedad, salpicando su trabajo con la idea de John Locke del "gobierno con el consentimiento de los gobernados". Hubo un debate turbulento en relación a cómo estos ideales debían ser aplicados.

Libertad y derechos inalienables

Los pensadores de la Ilustración estaban ampliamente de acuerdo en que los seres humanos poseían derechos naturales e inalienables. Thomas Hobbes hablaba del deseo de la humanidad por la libertad, mientras que John Locke identificaba la vida, la libertad y la propiedad (esta último entendida como "la búsqueda de la felicidad" por Thomas Jefferson) como derechos naturales equivalentes. Los pensadores de la Ilustración del siglo XVIII poco a poco vieron a estos derechos como una demanda de un gobierno democrático y elaboraron en el 1789 la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano".

La pureza de la razón

La filosofía de la Ilustración persiguió la razón pura, mientras criticaba la dependencia de la doctrina. Muchos pensadores, como Voltaire y Diderot, eran deístas o ateos. La Iglesia Católica fue una fuerza dominante en la Francia pre-revolucionaria, de modo que muchos filósofos de la Ilustración criticaron su papel en la sociedad. Durante la Revolución, estos ideales fueron promulgados mediante el desmantelamiento de la presencia de la Iglesia en Francia. Por otra parte, el nuevo gobierno inventó un calendario métrico más "racional" e incluso convirtió a la catedral de Estrasburgo en un santuario a la razón.

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