Orientado al detalle

Recordar los detalles y trabajar bien sin supervisión son características muy importantes para los buenos socorristas. En situaciones caóticas, las personas que son las primeras en llegar evalúan los signos vitales de los pacientes como la presión sanguínea y el funcionamiento de los pulmones. Los socorristas determinan si la condición del paciente es potencialmente mortal y si el transporte médico es necesario. Estos deben estar dedicados a la formación para garantizar que el protocolo se siga y que los procedimientos se realicen según la rutina correspondiente.

Personalidad afable

Los socorristas que trabajan como voluntarios o bomberos, médicos o técnicos profesionales, interactúan con personas de todas las edades, razas y credos. Un buen socorrista posee mucha paciencia y tiene una personalidad reconfortante y tranquilizadora. Cuando un paciente o la familia del paciente es temeroso, un socorrista de primeros auxilios tiene que ser capaz de explicar lo que se está haciendo para prestar ayuda sin necesidad de utilizar la jerga técnica o médica.

Fuerte ética de trabajo

Los socorristas deben poseer la capacidad de adaptación y la voluntad de trabajar largos turnos en climas a veces inclementes y condiciones ambientales peligrosas. Los socorristas deben ser ingeniosos, sobre todo en zonas de desastre, cuando llevar suministros y ambulancias a la escena es peligroso. La profesión no es una ocupación de 9 a.m. a 5 p.m. Los turnos son a menudo durante las horas nocturnas y los fines de semana y días festivos.

Educación continua

La curiosidad y el deseo de aprender acerca de los avances en el campo son importantes para un socorrista que está siguiendo el trabajo como una carrera. Las personas que trabajan en una ambulancia, por ejemplo, deben aprender cómo operar el equipo nuevo y mejorado y cómo volver a certificarse cada pocos años en base a los requisitos establecidos en un estado.