Tal vez sepas inmediatamente que no hiciste bien el examen. O tal vez te sorprendiste por la nota cuando recibiste tu examen y estaba cubierto de marcas rojas. De cualquier manera, tienes que decírselo a tus padres. Mantén la cabeza centrada y lidia con la situación con calma. Coméntales cómo puedes compensar los puntos perdidos, si es posible. Si lo haces bien, podrás ser capaz de convertir la situación en algo positivo.

Acércate a tus padres en un momento en el que puedas sentarte y hablar sin sentirte apresurado o estresado por otras situaciones. Hablar con tus padres juntos puede ayudar a que todos permanezcan un poco más tranquilos.

Muestra a tus padres el examen y diles que lo estropeaste.

Explica cualquier circunstancia o razón atenuante detrás de la mala calificación, si es necesario. Por lo general, las excusas para una mala calificación no solucionarán el problema. Pero si hay razones específicas para la nota de tu examen, habla sobre ellas. Debes de ser honesto, si sacaste la mala puntuación porque no estabas escuchando y no hiciste tu tarea, cuéntales a tus padres la verdad. Sin embargo, si trabajaste duro en clase y no entiendes las materias, díselo a tus padres y podrían ayudarte.

Mantén una conducta tranquila mientras hablas con tus padres acerca de tus problemas de matemáticas. Incluso, si se molestan, intenta mantener la calma.

Haz un plan para mejorar. Si tu calificación pobre es debido a la falta de esfuerzo, promete a tus padres que trabajarás más, harás los deberes y estudiarás para las pruebas. Si tu nota insuficiente es porque no entiendes la clase de matemáticas, tú o tus padres deben acercarse a tu profesor para discutir el problema. Puedes obtener ayuda adicional del maestro o de un tutor.

Comunícate con tus padres sobre tu clase y notas de matemáticas por el resto del semestre. Comparte tus calificaciones cuando las tengas. Si mejoran, puedes celebrarlo con todos. Si todavía tienes problemas, puedes continuar solucionándolos hasta que comiences a mejorar.