A los dos meses tu bebé no es capaz de hacer muchas de las cosas que tú estás esperando de disfrutar con él. Aunque no pueda gatear, caminar o jugar con juguetes aún, muchos cambios se están produciendo en su cerebro, tal como indica Vicki Lansky, autora de "Practical Parenting Tips" (Consejos prácticos de paternidad). El bebé está observando su entorno y aprendiendo sobre el mundo que le rodea y hay muchas maneras de estimularlo y fomentar el desarrollo saludable de su cerebro.

Cuelga un móvil de colores brillantes sobre su cuna o en la zona donde toma su siesta. A los dos meses, pasa mucho tiempo durmiendo o en su cuna de manera que un móvil le ofrecerá algo que está lo bastante cerca como para que lo vea. Hasta que tienen 3 meses, los bebés ven cosas a una distancia de 7 a 12 pulgadas, de modo que no cuelgues el móvil demasiado alto o no podrá verlo claramente. Sin embargo no lo coloques tan cerca como para que pueda agarrarlo y echarlo abajo.

Coloca juguetes de colores brillantes cerca del bebé cuando juega en el suelo, o muéstraselos. Lentamente mueve el juguete u objeto de ida y vuelta para estimular sus habilidades de rastreo ocular. Los bebés pueden ver mejor los colores rojo y amarillo, por lo que estos son buenos colores para elegir los juguetes. No tienes que gastar mucho dinero para llegar con juguetes y objetos que sean de interés para tu bebé, especialmente cuando es muy pequeño. Los juguetes de peluche y hasta los móviles pueden hacerse en casa.

Léele. Aunque pueda no entender tus palabras todavía, mirará las ilustraciones y apreciará escuchar el sonido de tu voz. Sentarse contigo mientras le lees también le da un tiempo de mimos contigo, lo que es importante para su desarrollo.

Cuelga un juguete u objeto sobre él y deja que trate de agarrarlo. Los bebés empiezan a agarrar objetos a los 2 meses de edad, y puedes animarlo a desarrollar estas habilidades motoras finas dándole juguetes interesantes y artículos para tomar.

Desarrolla su motricidad gruesa poniéndolo de panza y animándolo a levantar la cabeza. A los dos meses, ya está acostumbrado al sonido de tu voz.