Cómo no ser dominante con el adolescente

Los padres a veces pueden ser dominantes sin darse cuenta.

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Aunque los adolescentes pueden beneficiarse de las normas, la disciplina y altas expectativas, cuando los padres son dominantes y tratan de controlar muchos aspectos de la vida de ellos, este comportamiento puede tener un efecto perjudicial sobre su desarrollo. Algunos adolescentes con padres autoritarios se alejan de la familia, lo que puede dañar la relación entre padres e hijos, explica el psicólogo Carl Pickhardt en un artículo de julio 2012 en el sitio web de Psychology Today. Otros adolescentes con padres autoritarios pueden volverse ansiosos o tienen dificultad para tomar sus propias decisiones. Por lo tanto, es esencial que los padres encuentren un equilibrio entre el establecimiento de expectativas claras de comportamiento y ser dominantes.

Comprende la fase de desarrollo del adolescente. El nivel de influencia que tienes sobre la vida de tu hijo debe depender de su edad y nivel de desarrollo. Por ejemplo, un niño de 13 años de edad, necesita tener mucha más orientación supervisada que un joven de 17 años de edad. Por otra parte, comprender el nivel de juicio de este y, en particular, su capacidad para hacerse escuchar, las decisiones razonadas puede proporcionar un marco adecuado para decidir cuánto control debes tener.

Establece expectativas realistas. Aunque la investigación discutida en un artículo de diciembre de 2005 publicado por el Proyecto de Investigación Familiar de Harvard indica que los padres que fijan metas altas para sus hijos los ubican hacia el éxito académico, establecer objetivos que están por encima del nivel emocional actual de tu hijo y de su conjunto de habilidades puede llevar a comportamientos autoritarios. Si estableces metas que él no puede cumplir, corres el riesgo de ser dominante, presionándolo sobre expectativas poco realistas. Si esto ocurre, debes considerar reajustar las expectativas para evitar ser dominante.

Elije tus batallas. Como padre, sabes que el adolescente te pondrá a prueba en muchos sentidos. En algunos aspectos, como la seguridad, es importante mantener la postura y adherirte a las normas, con poca o ninguna negociación para tu hijo. En otras áreas, puede ser valioso darle una prórroga. Por ejemplo, si tu hija adolescente quiere llevar ropa inapropiada a la escuela y prefieres que se coloque otra cosa, primero pregúntate si esta elección sería realmente perjudicial para su bienestar. Si no, tal vez sea mejor que la dejes tomar sus propias opciones de moda, incluso si no estás de acuerdo con ellas.

Deja que tu adolescente experimente las consecuencias naturales (las cuales se derivan de sus propias acciones). Cuando utilizas consecuencias naturales, permites que tu hijo descubra los beneficios del orden y las reglas sin tener que ponerlas de manifiesto para él, señala el sitio web de la Extensión de la Universidad Estatal de Iowa. Por ejemplo, en lugar de regañarlo para que se levante para la práctica de béisbol en las mañanas del sábado, déjalo que pierda la práctica si decide dormir, y luego que experimente la consecuencia natural de ser enviado a la banca y tener que explicar a su entrenador por qué se perdió la práctica . También debes abstenerte de reprenderlo o de decir, "te lo dije", una vez que se produce la consecuencia natural. En cambio, con calma discute lo que pasó para que entienda que tiene que asumir la responsabilidad por sus acciones y aprender de la experiencia.

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