Trabajo escolar

El trabajo escolar estresa a más adolescentes en un punto o otro. La presión de rendir bien en clase determina las oportunidades futuras. Para estudiantes que no son dotados naturalmente en ciertas materias, como matemáticas o ciencias, tener buenas calificaciones puede ser una lucha intensa, al punto de que las tareas simples sean estresantes y los exámenes aún más. Cuando un adulto trabaja, por lo general, hace algo en lo que tiene habilidades y entrenamiento, pero los adolescentes deben completar tareas que no les gustan o encuentran difíciles.

Relaciones

Las relaciones siempre son una fuente de estrés para los adolescentes. En general, mientras más experiencia tenga una persona con algo y más madura sea, más fácil será lidiar con los problemas sin estrés. Debido a que los adolescentes son jóvenes, inexpertos y enfrentan cambios hormonales y emocionales, las amistades y los romances podrían causar ansiedad, miedo o incluso depresión. Las rupturas y primeras citas tienden a ser especialmente estresantes.

Expectativas

Las expectativas de los padres, maestros y otros adultos en autoridad producen otra fuente común de estrés. Usualmente, los adolescentes quieren complacer a sus padres, aún cuando actúen con rebeldía algunas veces. Cuando los padres comunican altas expectativas para el rendimiento académico o extracurrícular, los adolescentes sienten estrés adicional en lo que ya es un ambiente estresante.

Círculos sociales

Las escuelas secundarias son criaderos de pandillas, cada una de las cuales podría vestirse de cierta manera, escuchar música en particular y tener intereses específicos. Los adolescentes suelen querer encajar en cierto grupo, aún cuando usarla ropa adecuada, tenero el estilo de cabello correcto y actuar de cierta manera no vaya con su personalidad. El deseo o intento de encajar lleva a la presión de los pares a intentar cosas como fumar, beber, engañar o tener sexo.

Carga laboral

Aunque los adolescentes, por lo general, no trabajen a tiempo completo, las actividades obligatorias y la escuela llenan sus cronogramas hasta el tope, dejándoles poco tiempo para divertirse o descansar. Las horas escolares suelen ocupar hasta seis horas cada día, más las actividades extracurriculares y varias horas de tareas. Tales cronogramas ocupados pueden llevar a la fatiga y el desgaste.