Calentador

Los calentadores catalíticos suelen contar con unos pocos componentes principales. El más importante de ellos es la superficie calentadora. En la mayoría de los estos, el componente activo para la aceleración de la reacción química es una fina placa de platino. Ésta es una placa que se calienta de forma eléctrica a una temperatura de más de 300 grados Farenheit (150 grados Celsius). Esta superficie, cuando presente una temperatura uniforme, será el lugar donde se llevarán a cabo las reacciones que producirán más calor.

Dispersión de gas

Una vez que se alcanza cierta temperatura se libera gas propano. Un conmutador dentro del sistema detecta cuándo la superficie del platino posee un calor uniforme permitiendo la dispersión del gas. Al mismo tiempo, se dispersa una cantidad de aire que proviene de afuera del convertidor catalítico, de manera que se mezcle con el gas.

Calor sin llama

El gas propano se descompone rápidamente sobre la superficie del platino caliente. El producto principal de esta reacción química es más energía en forma de calor, que produce temperaturas de entre 400 y 950 grados Farenheit (200 y 450 grados Celsius). Esto hace al calentador catalítico un sistema ideal para calentar áreas pequeñas de manera eficiente y, debido a que el calor es el producto de una reacción química, no existe otro elemento mecánico más que el calor inicial para el encendido.

Productos secundarios

Los calentadores catalíticos producen una pequeña cantidad de deshechos que requieren ventilación. Si bien el calentamiento del propano produce una variedad de sustancias químicas, el convertidor catalítico las convierte en dióxido de carbono, el que no posee una forma común menos compleja. La aparición de monóxido de carbono es más rara. Si la placa de platino ha sido contaminada o no se ha calentado de manera uniforme, es posible la formación del monóxido de carbono.