Glándulas apocrinas detrás de la oreja humana

El hocico de un perro, así como su olfato, el cual le da la información, es muy sensible a los aromas. Las moléculas en la piel del humano tienen aroma y se libera por medio de las glándulas dulces. Un perro tiene la habilidad de procesar información intrínseca sobre los aromas que prueba y que huele, ya que cuenta con millones de células receptoras de aromas en la parte superior de su hocico y en su olfato. Como los perros no pueden decirnos por qué actúan de cierta forma y qué logran con actuar así, los científicos han concluido que cuando huelen y lamen puede ser que estén procesando la información que encontraron en el material meloso que se libera en las glándulas apocrinas de las orejas. Los humanos también cuentan con glándulas dulces (glándulas ecrinas) en su frente. Estas glándulas y las apocrinas brindan información sobre la persona a la que está lamiendo el perro.

Lamida de oreja

El Dr. James Glover, veterinario en Manhattan, Kansas, apunta que lamer las orejas, específicamente es un signo de sumisión hacia los miembros dominantes de la manada, que son los humanos con quienes vive el perro. La lamida indica cercanía y afecto. Los perros que viven juntos se lamen entre sí para relajarse porque se quieren entre sí.

Comprensión por parte de los humanos

Un perro procesa los aromas que recoge al lamer y oler los órganos voeronasales que se encuentran en el hocico del perro. En consecuencia, el perro puede recibir los mensajes que envían los humanos de forma involuntaria.

Tiene hambre

Los perros que lamen de forma salvaje la cara de su madre después de que ésta haya salido a buscar comida lamen su cara de forma rápida para que ella la regurgite. Es más fácil que la madre lleve la comida en su panza que en su hocico. Los cachorros comen la comida regurgitada. Si un perro lame tu cara puede ser un indicio de que está hambriento y quiere comer, la cual es su forma de comunicarse, ya que sus ancestros fueron salvajes.