Step 1

Huele. La verdadera forma de saber si la papa está bien es usando tu nariz. Las papas podridas emiten un hedor que ni siquiera se puede describir. Si detectas un olor fétido proveniente de algún lugar de tu cocina, mira tus suministros de papas. Solo se necesita una papa podrida para que todo el cajón apeste.

Step 2

Mira. Si no detectas ningún olor a podredumbre, échales un vistazo a tus papas. Las papas frescas se verán sólidas, sin arrugas, sin brotes (ojos) y sin decoloraciones. Las papas comenzarán a envejecer, al igual que los seres humanos y a desarrollar arrugas, flaccidez de la piel cuanto más tiempo se asienten. El color cambiará de un color marrón intenso/ bronceado a un tono más oscuro, un color café grisáceo oscuro. Además, empezarán a volverse "semilla" y comenzarán a tener brotes. En este punto, aunque todavía se las puede utilizar, lo mejor es hacer platos que requieran pelar y cortar, para que se pueda inspeccionar la carne para ver si hay manchas podridas que no se puedan ver desde el exterior. Claramente sabrás que la papa está podrida si se deshace por completo y si está cubierta de una gran cantidad de brotes.

Step 3

Toca. Si las papas no emiten aromas desagradables y no puedes determinar si están podridos a simple vista, entonces es el momento para la prueba del tacto. Las papas frescas son bastante sólidas y no se abollan ni se hunden cuando las aprietas. Si aprietas o hurgas la papa y hay una buena firmeza, puedes utilizar el tubérculo en algunos sabrosos platos no horneados. Sin embargo, una papa ha superado claramente su mejor momento cuando la aprietas y tu dedo sale por el otro lado.

Step 4

Prueba. Si la papa ha pasado las tres últimas pruebas, tendrás que hacerle una inspección de sabor final antes de molestarte en cocinarla. Corta un trozo de papa cruda y dale un mordisco. Si tiene un sabor a humedad o moho o simplemente anormal, es hora de llevar la papa a su lugar de descanso final en la pila de compostaje o en la basura.