¿Qué es una política de laissez-faire?

Laissez-Faire es una política económica que propone la muy poca, si es que hay, interferencia del gobierno en el sector privado.

Thinkstock/Comstock/Getty Images

Laissez-Faire es una teoría económica y política que promueve una cantidad mínima a inexistente de injerencia e intervención del gobierno en el sector empresarial privado. La escuela del laissez-faire del pensamiento ocupa un extremo del espectro de los niveles de regulación gubernamental del mercado libre. Los defensores de la teoría o modelo creen que el gobierno no sólo no debe interferir con el trato cotidiano entre la oferta y la demanda, sino que debe ser en cierto sentido, totalmente separado del mundo de los negocios.

La mano invisible

Adam Smith hace referencia a "la mano invisible" en su obra, "La teoría de los sentimientos morales". Smith se refería metafóricamente a los elementos invisibles que guían y manipulan la economía de libre mercado. Smith estaba comentando sobre las fuerzas inherentes que integran la funcionalidad, como él la veía, del capitalismo. Smith se refería a la defensa del laissez-faire por la defensa de las necesidades innatas de la población, sirve mejor a una forma de capitalismo sin regulación o intervención y operado y mantenido únicamente por el público.

Etimología

La frase laissez-faire significa "dejar hacer" en francés. La traducción describe la política de laissez-faire en su totalidad. La política propone que la preocupación del gobierno en sí es el mantenimiento de la paz y garantizar los derechos de la propiedad privada, pero que deje solos a los participantes en el mercado. Los defensores creen que, librado a sus propios asuntos, el libre mercado funciona mejor que cuando cualquier agente o modo de gobierno interfiere.

Nunca tan grande como para fallar

El laissez-faire puro sostiene que la falta de intervención del gobierno en el sector privado debe ser aplicable en cada momento. Esto incluye cualquier escenario en el que una empresa o corporación esté en peligro de bancarrota o quiebra. La política de laissez-faire dicta que, al igual que el sector privado se debe permitir que prospere sin obstáculos por la interferencia, se debe permitir que fracase de la misma manera.

Críticas

La crítica central del laissez-faire es la afirmación de que, sin un cierto grado de regulación y supervisión gubernamental, el sector privado va a hacer mucho daño, además de lo bueno. El punto de vista es que la falta de intervención del gobierno puede llevar a una forma caótica del mercado libre, donde el afán de lucro dañará el sistema. Los opositores a la política creen que, para que las empresas y el mercado libre prosperen, un mínimo de participación del gobierno es necesaria.

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