Cómo conservar pieles de conejo

Las pieles de conejo son suaves y vienen en una variedad de colores.

Jupiterimages/Photos.com/Getty Images

Bien sea que caces o críes tus propios conejos para obtener su carne, las pieles de conejo son un recurso que no debes obviar.

Las pieles de conejo son muy suaves y pueden ser usadas para hacer pequeños artículos como guantes o sombreros, o pueden cortarse en franjas y utilizarse para adornar o complementar otros proyectos. Preservar las pieles de conejo es una tarea sencilla que puede llevarse a cabo en casa.

Estira la piel de conejo con el pelo hacia abajo sobre una superficie plana, una pieza de contrachapado o un tabla amplia.

Raspa cualquier residuo de carne o de membranas de la parte interna de la piel con ayuda de un cuchillo afilado. Haz esto con cuidado para evitar perforar el cuero.

Recorta todos los bordes irregulares de la piel usando el cuchillo afilado.

Estira la piel de conejo con el pelo hacia abajo sobre una pieza de contrachapado o una tabla ancha.

Sujeta la piel de conejo a la tabla empleando un martillo para empujar clavos a través de la misma, fijando así el pellejo a la madera. La piel de conejo deberá estar estirada, pero no demasiado tensa.

Rocía una capa gruesa de sal sobre la piel de conejo, usando de 1 a 2 libras (0,45 a 0,91 kg) de sal. La sal absorbe la humedad para que la piel se seque.

Pon la tabla a un lado, de tal manera que repose de forma horizontal o utiliza un objeto pequeño para darle a uno de los extremos una elevación de 1 a 2 pulgadas (2,54 a 5,08 cm). Una ligera inclinación permite que la humedad escurra con mayor rapidez.

Deja la tabla en reposo durante 2 semanas en un lugar fresco y seco. Después de las 2 semanas, la piel estará totalmente conservada.

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