Cómo escribir una buena historia para niños

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Goodshoot/Goodshoot/Getty Images

Escribir historias que los niños disfruten puede ser un reto. Los cuentos para niños van desde historias sin sentido hechas para entretener a través de tonterías a historias que quieren enseñar a los niños una lección mientras se divierten. Cómo cuentas la historia depende en gran medida de la edad de tu público objetivo. Una vez que has determinado la edad de tu público, puedes crear una historia fascinante que capturará su imaginación y los atraerá al mundo de la lectura.

Dirígete a un grupo de edad específico. Para niños de 2 a 4 años, crea una historia basada sobre todo en dibujos. Si tu historia es para niños de 5 a 7 años, esboza una historia simple que muestre a un protagonista con el que los niños de esa edad puedan identificarse y en una situación que puedan entender. A niños de entre 8 y 12 puedes contarles historias sencillas que se inclinen a géneros específicos, pero desde el punto de vista de un niño. Establecer tu público es crucial para enfocarte y escribir historias con éxito.

Define la historia que quieras contar. Incluso un relato simple necesita dirección. Para niños más pequeños, la historia puede contener sólo una o dos frases y una imagen. Siempre escribe un comienzo, un nudo y un final.

Para los niños más pequeños, presenta al personaje o personajes principales de manera que ellos tomen parte en la historia. Intentar presentarlos demasiado pronto hace que les sea difícil recordar. Cuanto más edad tenga tu público, (especialmente los de 8 a 12), más personajes podrás incluir en tu historia.

Escribe situaciones dramáticas apropiadas para cada edad. Un niño o niña perdida es un tema dramático para cualquier niño, pero funcionará mejor en edades de 5 a 7. Para niños más grandes, un protagonista que tiene problemas para hacerse amigos es un tema más fuerte. Considera escribir historias livianas de fantasmas, misterio y acción para niños de más de 10 años, con protagonistas de la misma edad.

Escribe finales felices. Mientras haya un final feliz, los niños pueden recuperarse de algo triste en la trama de tu libro. Hay mucho tiempo para finales no felices a lo largo de la vida. Una experiencia temprana de un niño con la lectura no necesita reflejar eso.

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