Step 1

Establece un ejemplo constructivo para tus estudiantes. Aunque tácticas como gritar o poner castigos duros pueden producir resultados a corto término, estas acciones introducen la negatividad en tu salón de clases. Estos comportamientos también alientan a los estudiantes a copiarte e ignorar tus deseos de cooperación.

Step 2

Establece directrices disciplinarias firmes. Hazle saber a tus estudiantes que la justicia y tu compromiso para enriquecer sus vidas no te permitirá pasar por alto sus ofensas. Explica que tu salón de clases es un lugar para el aprendizaje inspirado y progreso social.

Step 3

Lee las reglas del salón de clase junto con los estudiantes para asegurar que las comprenden e incrementar la probabilidad de que las cumplan. Instruir a los niños mayores a firmar contratos de comportamiento refuerza sus papeles para permanecer constructivos.

Step 4

Evita guardar rencores o etiquetar a los estudiantes como problemáticos. Entiende que los estudiantes no son duplicados entre ellos. Tomarte tiempo para relacionarte con cada estudiante te dará un punto de vista de sus motivaciones y razonamiento. Comienza cada día con la idea de que tienes la habilidad de lograr un impacto positivo en el progreso individual y en la clase completa.

Step 5

Controla la actividad de los estudiantes para prevenir y eliminar los problemas de disciplina. Mantenerte proactivo te puede ayudar a hacer los ajustes benéficos que faciliten el crecimiento. Algunos ejemplos incluyen separar a los estudiantes en disputa antes de los altercados físicos, o darle responsabilidades de liderazgo a los estudiantes con fuerza de voluntad.

Step 6

Provee incentivos para el comportamiento positivo. Alienta a tus estudiantes a tomar un papel activo en su desarrollo educativo y social. Construir un ambiente cohesivo hace más probable que los estudiantes se corrijan entre ellos. Los incentivos asequibles incluyen recompensar con privilegios especiales o tener la oportunidad de elegir ciertas asignaciones de tarea.