Step 1

Frota el metal con un paño suave empapado en acetona o removedor de barniz para eliminar cualquier capa existente. Enjuaga el metal con agua corriente para eliminar los residuos de barniz y disolvente. Si el metal no tiene barniz, lávalo con una solución de agua y jabón y enjuaga.

Step 2

Golpea el metal de manera uniforme en toda la superficie con un martillo para crear un patrón de abolladuras que evoquen a aluminios antiguos martillados.

Step 3

Humedece con un paño suave empleando el vinagre de manzana o la solución comercial de antigüedades el metal. Deja que el líquido se seque y repite este proceso hasta que el metal tenga la pátina deseada.

Step 4

Rocía el metal con una solución de agua salada del 10 por ciento todos los días y deja a la intemperie para acelerar el proceso de oxidación. Si prefieres una oxidación falsa, aplica una almohadilla de tinta blanca sobre la superficie del metal y sécalo con una pistola de calor. Frota tintura oxidante en toda la superficie del metal y sécalo con una pistola de calor para crear un aspecto de manchas de oxido.

Step 5

Frota la cera ocre en las áreas corroídas del metal para crear la ilusión de la acumulación de suciedad.

Step 6

Patina la superficie de metal con el barniz o la cera transparente para detener el proceso de erosión.