Step 1

Coloca un termómetro de horno en el centro del horno de gas. Configúralo a una temperatura de 350 grados Fahrenheit (176 grados Celisus) y déjalo funcionar durante media hora. Revisa el termómetro del horno para ver si presenta una temperatura de 350 grados después de la media hora. Si el termómetro está a más de 50 grados Fahrenheit (10 grados Celsius) apagado, éste posiblemente deba ser reemplazado. Las pequeñas diferencias pueden corregirse calibrándolo.

Step 2

Usa un destornillador de cabeza plana para levantar la perilla de temperatura del horno. El selector de calibración del termostato se encuentra en la parte superior de la perilla o abajo en la parte inferior del eje.

Step 3

Si el selector de calibración está en la parte posterior de la perilla, habrá clips o tornillos de retención fijos en el lugar. Afloja estos clips o tornillos y ajusta el selector según sea necesario para aumentar o disminuir la temperatura. Estos selectores de calibración suelen ser bastante sensibles, así que realiza pequeños ajustes y a continuación, vuelve a probar el horno con el termómetro para ver los resultados. Aprieta los clips o tornillos de fijación para mantener el selector en posición.

Step 4

Para hornos de gas con el selector de calibración en el eje, necesitarás un pequeño destornillador plano para alcanzar el tornillo de ajuste en la parte inferior. Girando el tornillo en sentido de las manecillas del reloj disminuye la temperatura y girándolo hacia la izquierda eleva la temperatura. Para la mayoría de los hornos, si giras el tornillo a un cuarto de vuelta la temperatura se ajustará por 25 grados.

Step 5

Coloca la perilla de temperatura del horno hacia el eje. Repite el paso 1 para probar la nueva configuración del termostato. Si el termómetro de horno no tiene una lectura de 350 grados (176 grados Celsius), vuelve a ajustar el selector y también prueba de nuevo el horno hasta que su lectura sea la correcta.