Sed excesiva

Contrariamente a lo que podrías pensar, beber agua de mar en realidad aumenta tu sed. Para procesar adecuadamente la alta concentración de sal que se encuentra en el agua de mar, tu cuerpo tendría que orinar una mayor cantidad de líquidos que los que hayas consumido de agua del océano. En las primeras etapas de beber agua de mar, tu cuerpo va a tratar de orinar grandes cantidades para equilibrar su porcentaje de sal. En última instancia, te sentirás más sediento que antes de beber el agua de mar.

Baja presión sanguínea

Con una deshidratación continua y bebiendo más agua de mar, la sangre se vuelve más gruesa y tiene dificultad para moverse a través de tu cuerpo. Sin agua potable para diluir adecuadamente la sangre, la presión sanguínea disminuye. Con una presión sanguínea más baja vienen desmayos, mareos, dolores de cabeza y somnolencia.

Efectos cognitivos

En las etapas más avanzadas de la deshidratación, tu cerebro pierde la capacidad de pensar clara y racionalmente. Este delirio puede conducirte a beber aún más agua de mar a medida que tu cuerpo se vuelva atormentado por la sed desenfrenada, alucinaciones y falta de juicio. Algunas personas experimentan convulsiones, mientras que otras pueden perder el conocimiento. En el momento en que llegues a este punto, la muerte está cerca.

Enfermedad viral o bacteriana

Ingerir accidental un trago o dos de los océanos no es automáticamente fatal, siempre y cuando bebas suficiente agua dulce para diluir el agua de mar. Sin embargo, el agua de mar no es sólo agua salada, contiene millones de bacterias de la contaminación y la escorrentía humana, partículas de criaturas marinas muertas y los excrementos de sus homólogos vivos. Cuando bebes agua de mar, también estás ingiriendo las bacterias y virus en el agua.