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Lava tus toallas nuevas en agua caliente un par de veces para que sean más absorbentes. Cuando se fabrican por lo general les aplican un suavizante de telas que deja una capa sobre ellas. Puedes quitar esta capa y el exceso de colorante que también forma parte del proceso de fabricación.

Enjuaga las toallas en una solución compuesta de una taza de vinagre y agua en el primer ciclo de lavado. A continuación, añade media taza de bicarbonato de soda en el agua durante el segundo ciclo de enjuague. Ambos darán como resultado toallas absorbentes y unos beneficios adicionales ya que el vinagre removerá de ellas las manchas y olores y el bicarbonato de sodio las limpiará y blanqueará más de lo que lo haría un detergente normal para ropa. No utilices los dos en el mismo ciclo y no laves las toallas con otros artículos porque éstas podrían perder parte de su color y dañarlos.

Añade dos bolas de tenis limpias u otras hechas de goma cuando pongas las toallas en la secadora. Éstas se harán más absorbentes y más esponjosas.

Cuelga las toallas en un tendedero ubicado en el exterior para que tengan un olor fresco. Sin embargo, podrían ser menos absorbentes después de que se sequen, por lo que tendrás que ponerlas en la secadora por un par de minutos para ablandarlas.