Las 10 enseñanzas de Terence McKenna
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Terence McKenna fue un teórico estadounidense nacido en Paonia, Colorado, Estados Unidos. Fallecido en el año 2000, se hizo célebre por sus investigaciones y teorías sobre el ser humano. Fue, además, escritor, orador, filósofo, etnobotánico, psiconauta e historiador de arte. Aquí, las enseñanzas más importantes de su obra.
Overview
La experiencia psicodélica
Yossari
Terence McKenna es uno de los teóricos actuales que rescató a la psicodelia como experiencia para explorar la mente. Decía que morir sin tener una vivencia de este estilo equivalía a irse de este mundo sin algo fundamental. Para él, el misterio estaba en el cuerpo y en la manera en que el cuerpo se relaciona con la naturaleza. En la búsqueda, McKenna ha viajado alrededor del mundo, utilizando plantas de distintos tipos que le sirvieron para alterar su consciencia en pos de sus investigaciones.
El compromiso con la naturaleza
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De acuerdo a este etnobotánico y filósofo que ha cobrado fama mundial por sus teorías, la naturaleza busca el compromiso del hombre y ama el coraje. Si una persona se compromete sinceramente con su entorno, ella se encargará de remover todos los obstáculos que se presenten para que pueda cumplir sus sueños. McKenna sostiene que el hombre debe soñar lo imposible y que si lo hace, el mundo no le opondrá obstáculos si no que ayudará a cumplir lo que desee. Esta enseñanza es lo que verdaderamente aprendieron, según Terence, los maestros y filósofos realmente importantes.
Los artistas y la humanidad
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Para Terence McKenna, uno de los fines últimos del hombre es liberar su consciencia. En este contexto, los artistas son actores fundamentales en ese proceso. Este teórico sostenía que el mundo estaba en un mal momento, un tiempo caótico y casi apocalíptico y que estos debían actuar en pos de la liberación. "La tarea del artista es la de salvar el alma de la humanidad". Sostenía que cualquier otra tarea era vana e implicaba concentrarse en nimiedades mientras "Roma ardía". McKenna decía que si aquel que trabaja con el arte no puede encontrar el camino, nadie es capaz de hacerlo.
El chamanismo
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Este autor y teórico fue un gran buscador de filosofías alternativas. Este hecho lo llevó a recorrer el mundo y a cruzarse con personas de diferentes culturas, cosmovisiones y religiones. Entre ellas, McKenna se topó con el chamanismo, una práctica milenaria que predica la unión de la naturaleza y la cura de enfermedades a partir de la figura de un sacerdote llamado "chamán". Este ser se destacaba en su comunidad por su sabiduría y sus poderes capaces de aliviar las penas. Terence sostenía que el chamán no era simplemente un hombre que ha enfermado, si no un hombre que ha enfermado y se ha curado a si mismo.
La televisión y la dominación
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Terence McKenna fue un gran crítico de la sociedad de consumo y los bienes culturales. Para él, la televisión es una herramienta de dominación de la mente. La llamaba "la droga dominadora por excelencia". Este filósofo sostenía que los contenidos, en su uniformidad y repetición, eran perfectos a la hora de funcionar como arma de coerción y lavado de cerebro. La televisión como medio masivo de comunicación atentaba contra la capacidad del hombre de liberar su consciencia, un hecho que consideraba fundamental para la raza humana.
La consciencia y la sociedad
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Terence McKenna sostenía que la sociedad, el mundo y el planeta estaban "muriendo". La principal razón de que esto suceda es la falta de consciencia de la raza humana. La incapacidad de observar y vivir a la naturaleza tal cual es. Este filósofo sostiene que el problema es que no hay suficiente coordinación para enfrentar las dificultades del mundo. A la vez, critica que se gastan diariamente muchísimos recursos en elementos estigmatizantes y no los suficientes en expandir la consciencia y desatar la creatividad, que sería la verdadera salvación de todos.
La crisis mundial
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"Nuestro mundo está en peligro debido a la ausencia de buenas ideas. Nuestro mundo está en crisis por la ausencia de consciencia" sentenció Terence Mckenna en una entrevista. Para este etnobotánico e historiador, cada ser humano, en distinta proporción, podría aportar a la solución de esta crisis. La panacea sería la construcción de un nuevo paradigma de pensamiento que permitiría la redención del espíritu de la humanidad. Para él, cada persona era capaz de colaborar siempre y cuando liberara su consciencia en pos del bien común.
La civilización y la cultura
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McKenna tenía una visión bastante negativa sobre la civilización. Para el escritor, no representaba más que "6 billones de personas tratando de hacerse feliz a si mismas", pero siempre a costa del perjuicio ajeno. El bien de uno siempre se daría sólo a partir del mal del otro. La cultura tampoco era mucho mejor. Terence decía que era una perversión que se dedicaba a fetichizar objetos y que sólo generaba consumismo y falsedad. Liberarse de la cultura y la civilización llevaría a los seres humanos a encontrarse a si mismos y a dejar de actuar como máquinas.
El Ego y la sociedad
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Terence McKenna viajó por el mundo buscando lo que para él sería la salvación de la humanidad. La encontró a través de la consciencia, que nos serviría para liberarnos del ego. Para el filósofo, el ego no era más que una estructura erigida por un individuo neurótico, inmerso en una cultura y una sociedad neuróticas. Esta cultura relativiza todas las conductas de este tipo volviéndolas aceptables, porque sirven a la perpetuación del sistema. En sus propias palabras: "La cultura, que nos colocamos como un sobretodo, es una colectivización del consenso de las conductas neuróticas aceptadas".
¿Cómo crear una nueva cultura?
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Terence McKenna sostuvo hasta el fin de sus días que los seres humanos tenemos que crear una nueva cultura. Para el filósofo, no hay que mirar televisión, leer revistas ni escuchar la radio, ya que estos medios sólo nos inculcan problemáticas que nos enajenan de lo verdaderamente prioritario, quitándonos el poder como personas. El autor sostiene que lo verdaderamente primordial son los lazos humanos, las vivencias personales, las esperanzas, los sueños, los miedos y todo lo que constituye al hombre por fuera del consumo y la cultura actuales. De esta manera, y sólo buscando un nuevo estado de consciencia para producir un nuevo paradigma de conocimiento, la humanidad será salvada.