Step 1

Revisa las juntas de goma entre el refrigerador y la puerta. Si los sellos están sueltos o rotos, el refrigerador tendrá una fuga de aire frío, haciendo que éste funcione más de lo necesario. La condensación se acumulará en las bobinas y eventualmente se producirá una fuga sobre el suelo. Si los sellos están tensos, pero la nevera no se cierra correctamente, limpia las juntas con agua tibia y con lubricante. Si están flojos, puede que tengas que apretar las juntas o sustituirlas. Asegúrate de que tu refrigerador esté de pie; si se inclina demasiado hacia delante, puede hacer que la puerta se abra un poco. Ajusta las patas traseras, según sea necesario para que el refrigerador esté de pie o se incline ligeramente hacia atrás.

Step 2

Examina la bandeja de drenaje en busca de grietas o fisuras. La bandeja de drenaje se encuentra generalmente por debajo de la parte inferior de la nevera. Si la bandeja de drenaje está rota, necesitarás comprar una bandeja de reemplazo.

Step 3

Consulta el manual del propietario para localizar el drenaje de desescarche en tu modelo particular. Si el desagüe de descongelación parece tapado o cubierto de hielo, deja correr el agua caliente sobre éste hasta que se destape. Si el desagüe de descongelamiento está obstruido, la bandeja de drenaje estará vacía.