Redistribuye tu ropa en la lavadora. Si estás lavando una carga con cosas pesadas, como por ejemplo toallas, pantalones vaqueros o frazadas, podrían estar apiñados en un lado de la lavadora. Abre la tapa, espera a que el tambor deje de girar y vuelve a redistribuir las cosas. Cierra la tapa y permite que la máquina vuelva a girar nuevamente. Quizás necesites hacer esto más de una vez para distribuir la ropa uniformemente.

Asegúrate de que las esquinas de tu lavadora estén niveladas. Tu máquina tiene patas ajustables. Si luego de redistribuir la ropa, tu lavadora se sigue moviendo y sacudiendo durante el ciclo de centrifugado, quizás necesites ajustar las patas. Espera hasta que el aparato esté vacío y consigue a alguien que te dé una mano para levantar una esquina por vez.

Abre tu máquina lavadora para inspeccionar los componentes internos. Desenchufa primero el aparato. Mira si no hay alguna correa suelta. Busca alguna parte oxidada, corroída o rota. Si ves algo de eso, llama al servicio técnico.

Asegúrate de que tu máquina lavadora esté sobre una superficie plana y estable. Si el piso de tu lavadero o sótano no está nivelado, será difícil que el aparato permanezca balanceado. Una forma económica y sencilla para solucionarlo, es colocar un pedazo grande de madera contrachapada debajo de tu lavadora. Debe ser lo suficientemente grande como para que quepan las cuatro patas ajustables en ella. Si tu secadora está ubicada cerca de la lavadora, consigue un pedazo lo suficientemente grande como para que quepan ambas y para mejorar la estabilidad general.