Características del comportamiento de los niños traumatizados

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Cuando los niños sufren una experiencia traumática, como un abuso o negligencia, un accidente grave o un incendio, puede dar lugar a cambios en el comportamiento. Mientras los niños intentan procesar el trauma y entender lo que ha sucedido, experimentan toda una gama de sentimientos, como ansiedad, enojo y tristeza. Cuando los niños no son capaces de procesar esos sentimientos de manera verbal, comunican esas complejas emociones a través de su comportamiento.
Juego traumático
Mientras los niños tratan de darle sentido al evento traumático, repiten lo sucedido una y otra vez en sus mentes. Esta repetición generalmente se vuelve evidente en sus juegos. A veces los niños hacen dibujos que representan el acontecimiento mientras otros pueden contar historias sobre lo que pasó. Frecuentemente, los niños parecen recrear el evento mientras participan en un juego simulado. Un niño que ha experimentado un accidente de auto grave puede pintarle heridas a sus muñecas mientras las estrella una con otra de manera repetida.
Explosiones de ira
La ira es una emoción muy común que se genera por el trauma y que puede llevar a explosiones de enojo frecuentes. Los niños pequeños pueden tener frecuentes e intensas rabietas cuando se enojan. Los niños más grandes pueden parecer enojados sin razón. Los eventos traumáticos pueden causar que los niños tengan una menor tolerancia a la frustración y mayor dificultad para concentrarse en trabajos, como en sus tareas. En los casos más serios, los niños pueden manifestar una agresividad significativa y un comportamiento fuera de control después del evento traumático.
Comportamiento regresivo y ansioso
Un evento traumático puede ocasionar que los niños estén constantemente en guardia. Pueden aparecer ansiosos todo el tiempo ya que están alertas todo el tiempo por un peligro potencial. Es común que los niños se asusten fácilmente y tengan dificultad para dormir o para mantenerse dormidos. Algunas veces los niños experimentan mucha ansiedad cuando se separan de sus cuidadores y pueden ser demasiado apegados, de acuerdo al Centro Nacional de Salud Mental y Educación. El comportamiento regresivo puede ocurrir también. Un niño en edad escolar puede regresar a un comportamiento anterior como el mojar la cama o el chuparse el pulgar.
Buscando ayuda profesional
Los niños generalmente pueden recuperarse y el apoyo es clave para esto. Desafortunadamente, algunos niños desarrollan un transtorno de estrés postraumático que puede ocasionar síntomas de larga duración. De acuerdo a la Academia Americana de Adolescentes y Psiquiatría Infantil, los niños que han sufrido eventos traumáticos en muchas ocasiones y a menudo, luchan más que los niños que han sufrido uno solo. Los terapeutas en salud mental pueden ayudar a los niños aprender sobre sus sentimientos y sobre estrategias de enfrentamiento para superar el trauma. Dependiendo de la edad del niño, la terapia de juego o la terapia cognitivo-conductual pueden ser el tratamiento adecuado para ayudar al niño a superar el trauma y vivir una vida productiva.
Referencias
Sobre el autor
Amy Morin has been writing about parenting, relationships, health and lifestyle issues since 2009. Her work appears in many print and online publications, including Mom.me and Global Post. Morin works as a clinical therapist and a college psychology instructor. Morin received her Master of Social Work from the University of New England.
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