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Calcula cuántos filetes de pescado vas a necesitar basándote en la cantidad de gente para la cual vas a cocinar y en cuánto pescado come cada comensal.

Encuentra una fuente de pescado fresco. La mayoría de la gente tiene tres opciones: atrapar el pez por su cuenta, comprar pescado fresco en el mercado o comprar filetes de pescado congelados en el supermercado. Nada le gana al pescado fresco atrapado por ti, pero cualquiera de estas tres opciones funcionarán bien.

Rasga el papel aluminio en trozos para cada filete de pescado. Haz el trozo lo suficientemente grande como para poder envolver el filete por completo antes de meterlo en el horno. Por ahora, mantén la hoja de aluminio estirada sobre la mesada.

Espolvorea sal y pimienta sobre ambos lados de cada filete de pescado. Apoya el filete en el centro del papel aluminio y espolvoréalo con polvo de ajo. Cubre el filete con puntos de manteca o margarina, dependiendo de tu gusto personal. Repite este proceso con cada filete de pescado hasta que todos estén enmantecados, sazonados y colocados sobre el papel aluminio.

Utiliza una tabla para cortar y un cuchillo afilado para rebanar una cebolla grande en finas tiras. Coloca las tiras de cebolla sobre cada filete de manera pareja. Una vez que hayas agregado la cebolla, envuelve el pescado con el aluminio y sella los bordes.

Coloca los filetes envueltos en un molde para horno. Hornéalos a 350 grados por 25 minutos. Luego, desenvuelve cuidadosamente cada filete uno por uno y sírvelos en platos.