Inclinarse

Hacer una reverencia ante la realeza de otro país no se requiere para viajeros extranjeros. Un estadounidense en Inglaterra, por ejemplo, no debe hacer una reverencia necesariamente ante la Reina, ya que él no es uno de sus súbditos. Los dignatarios que viajan pueden elegir hacer una reverencia como una muestra de respeto, aunque se ha criticado a algunos presidentes por hacerlo, como lo hizo Barack Obama cuando se inclinó a saludar al emperador japonés Akihito en 2009.

Tocar

Hablando en general, la realeza debe ser tratada como, pues, realeza. Esto significa que nunca debes tocar a la realeza sin ser tocado primero, o que te den permiso para hacerlo. Por ejemplo, si la Reina de Inglaterra te ofrece su mano, puedes tocarla breve y gentilmente. Si ella es particularmente apegada a ti, como lo fue de la Primera Dama Michelle Obama cuando las dos se conocieron en 2009, ella puede ofrecerte un abrazo, pero esas ocasiones son pocas y espaciadas.

Títulos

Es importante dirigirte a la realeza con el respeto correcto. Por ejemplo, primero podrías referirte a la Reina como "Su majestad", y después como "Señora". A otros miembros de la familia real inglesa se les refiere como "Su alteza real", y de manera subsecuente, como "Señor" o "Señora".

Gestos locales

Algunos países tienen una etiqueta específica para saludar a los dignatarios. En Malasia, por ejemplo, aquéllos que saludan al rey deben poner sus manos juntas y levantarlas por encima de sus frentes. Si sabes por adelantado que estarás conociendo a la realeza, es importante investigar las costumbres específicas del país.

Modales generales

Los miembros de la realeza pueden ser reverenciados, pero también pueden ser comprensivos. Dependiendo de la cultura, los miembros de la realeza entienden a la vez que no todo el mundo es versado en la etiqueta correcta —si rompes el protocolo, una simple disculpa puede ser suficiente. Generalmente, debes comportarte para la realeza como ante cualquier otra persona que quisieras impresionar: con respeto y educación. No le des la espalda a la realeza ni hables de asuntos suceptibles como chismes o cuestiones privadas, y no masques chicle o hagas bromas a costa de ellos.