Importancia ecológica de las algas

Las algas desempeñan un papel importante en los ecosistemas del mundo.

Comstock/Comstock/Getty Images

Desde el fitoplancton más pequeño a las hebras de algas marinas midiendo varios metros de largo, muchas especies de algas se producen en todo el mundo. Las especies de algas no sólo se encuentran en las aguas del océano, sino también en lugares húmedos en tierra, e incluso en la piel de los animales, como el perezoso de tres dedos. Un componente clave de las redes tróficas oceánicas, así como un contribuyente a la formación de las nubes, las algas desempeñan un papel importante en los ecosistemas del mundo.

Formas de las algas

El nombre de las algas se refiere a numerosos organismos vegetales y similares a las plantas no relacionadas que habitan tanto en agua como en tierra. Las algas se producen como organismos unicelulares o multicelulares que dependen de la fotosíntesis (la conversión de la luz solar a alimento) para la supervivencia. Encontrado en ambientes de agua dulce y salada, las algas también se ven en las rocas húmedas o en el suelo. En una relación simbiótica, las algas también se producen en la piel del perezoso arborícola, que lo ayuda en su camuflaje, y en la piel de los peces y de los reptiles acuáticos o semiacuáticos.

Las algas y las redes tróficas

Las algas microscópicas llamadas fitoplancton forman la base de la cadena alimenticia del océano. El fitoplancton alimenta a los peces y a los crustáceos más pequeños, que a su vez alimentan a las especies más grandes. Esto continúa en la cadena alimentaria hasta los depredadores más grandes e incluso hasta los seres humanos, que comen algas y utilizan ciertas variedades para muchos fines comerciales e industriales. Los tipos más grandes de algas, que son consumidos por un menor número de criaturas que lo que son el fitoplancton más pequeño, también contribuyen a la cadena alimenticia mediante la descomposición y aporte de nutrientes para los suelos y para los pequeños organismos.

Las algas como hábitat

Las algas más grandes, incluyendo las algas marinas y las algas pardas, fomentan la proliferación de otras especies que habitan el océano, proporcionando hábitats seguros para estas criaturas. Aunque el crecimiento excesivo de algas puede desequilibrar los ecosistemas marinos ("floración" de algas), la proliferación de algas en ambientes de agua dulce y salada sustenta poblaciones saludables de numerosas especies de peces y crustáceos. La cantidad de algas y su salud pueden proporcionar información esencial sobre las toxinas transoceánicas y los cambios climáticos.

Las algas y el clima

Las algas, sobre todo el pequeño fitoplancton, juega un papel importante en el clima de la tierra. Cuando los tejidos de las células de estos organismos están dañados, liberan dimethylsulfonioproprionate (DMSP, por sus siglas en inglés), un esencial gas para los ciclos biogeoquímicos de la tierra. En el agua de mar, el DMSP se descompone para formar sulfuro de dimetilo (DMS, por sus siglas en inglés). Cuando el DMS alcanza la superficie del océano y se dispersa en el aire, se oxida en forma de aerosoles de sulfato, el cual se comporta como núcleos de condensación de nubes. Cuando el agua se adhiere a estos núcleos, las nubes se forman y crean la lluvia para la tierra abajo. Dado que casi la mitad del suministro biogénico mundial de azufre es producido por el DMS de los océanos, la pérdida de grandes poblaciones de algas puede tener un efecto significativo sobre el clima de la Tierra.

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