Córtate por lo menos cinco centímetros de pelo para eliminar las puntas abiertas y el pelo dañado. En caso de que el cabello se haya dañado gravemente o para cambios drásticos, considera la posibilidad de cortar un trozo mucho más grande para deshacerte de la mayor cantidad de pelo teñido posible.

Pon reflejos en tu cabello con dos tonos para que coincidan con los colores de antes y de ahora. Una morena natural con pelo rubio debería aplicar reflejos rubios para romper las raíces oscuras. Añade otros reflejos de color castaño natural para acabar con las puntas rubias y para que se mezcle con las raíces más oscuras. A medida que el pelo crece, vete poniendo cada vez menos reflejos rubios hasta que el color natural prevalezca.

Tiñe el pelo con tu color natural después de haberlo dejado crecer por lo menos dos centímetros para que tu color natural se pueda igualar al tinte correspondiente.

Trabaja poco a poco de un tono oscuro a uno claro si has teñido el cabello de un color muy intenso y quieres volver a un castaño claro o a un rubio. Utiliza reflejos o un tinte completo para ir del negro al castaño oscuro. A continuación, baja a un castaño intermedio y ve pasando a tonos más claros hasta llegar a tu color natural.

Utiliza tintes semipermanentes durante la transición para que se vayan desvaneciendo con el lavado, disminuyendo así el tiempo que tarda en crecer la coloración artificial.