Identificación

La victimización primaria es la primera interacción entre la persona que es la víctima y el que causó el daño. En otras palabras, es el momento en que se cometió el delito. Esto dará lugar a consecuencias inmediatas y afectará a la percepción general del mundo de la víctima. Algunos ejemplos de una victimización primaria serían violación, robo o un ataque violento.

Consecuencias

Las consecuencias inmediatas de la victimización primaria variarán dependiendo del delito. Es probable que haya problemas físicos si se trata de un crimen violento. Esto puede resultar en la falta de capacidad de trabajo y la pérdida financiera. Esto puede cambiar la percepción de la víctima de quién era y quién era la persona que cometió el crimen.

Impacto a largo plazo

La victimización primaria tendrá un impacto duradero en la vida de una persona. Si bien los resultados físicos se pueden curar y la situación en torno al evento haya pasado, es probable que la víctima todavía se sienta insegura en el mundo que le rodea. Cosas como la escuela o el trabajo, donde era muy independiente, pueden llegar a ser difíciles de tratar. También, dependiendo de quién sea la persona que causó el crimen, la víctima puede tener problemas de confiar en la gente a su alrededor. Esto incluso podría incluir a los familiares o amigos a los que ha conocido por un largo período de tiempo.

Victimización secundaria

No es raro que la víctima de un delito sufra de la victimización secundaria, ya que se ve obligada a explicar lo que pasó. En algunos casos, la víctima verá que sus acciones fueron las que condujeron a la situación cuestionada, lo que la hará sentir como si hubiera podido evitar el crimen. El resultado es que puede sentirse victimizada de nuevo, a pesar de que el crimen inicial pasó hace un largo período de tiempo.

Consideraciones

Si un amigo o un ser querido ha sido víctima de un crimen, es importante hacerles saber que hay personas que los apoyan. Esto se puede hacer siendo un buen oyente y comprendiendo que estarán tratando de manejar la situación durante mucho tiempo. La paciencia y la voluntad de escuchar si quieren hablar o simplemente hacerles compañía los ayuda a recorrer un largo camino para que se sientan a salvo de nuevo.