¿Cuál es la fisiología de la planta del tomate?

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El tomate es una planta originaria de América del Sur; existen evidencias de que los pueblos mesoamericanos solían consumir especies silvestres. La domesticación comenzó entre los aztecas, en cuyos escritos se habla de platos elaborados con "tomatil". En el siglo XVI, Hernán Cortés llevó la planta a Europa. Un siglo después, los tomates se cultivaban como plantas de jardín, pero eran considerados venenosos por su parecido con los frutos de la belladona, también de la familia de las solanáceas. Tuvieron que pasar cien años para que los tomates fueran incluidos en las preparaciones culinarias europeas de forma regular; en Estados Unidos esto ocurrió en el siglo XIX. Por su fisiología, la planta del tomate es muy fácil de cultivar.

Raíces

Las raíces primarias de la planta del tomate crecen hacia abajo, mientras que las secundarias lo hacen de forma más horizontal. Su función, además de proporcionar anclaje, es la de absorber el agua y los nutrientes del suelo. En climas templados, las raíces de la planta siguen alimentándola a lo largo de las estaciones en las que no hay crecimiento. Las plantas de tomate enanas deben estar separadas una distancia de 1 pie (30,5 cm) para que sus raíces crezcan adecuadamente. Las de tamaño normal necesitan de 2 a 3 pies (60 a 90 cm) de separación.

Tallos y hojas

Tanto los tallos como las hojas de la planta del tomate crecen hacia la luz del sol. Los tallos tienen una textura leñosa y son relativamente débiles, por lo que requerirán tutores para poder sostener la fruta sin problemas. Crecen hasta alcanzar de 3 a 10 pies (90 cm a 3 m) de altura, con hojas de entre 4 a 10 pulgadas (10 a 25 cm) de largo, cada una de ellas compuesta por entre cinco y nueve hojuelas.

Flores

Las flores del tomate tienen aproximadamente ½ pulgada (1,3 cm) de diámetro. La corola está formada por cinco pétalos que rodean los estambres de la flor. Las anteras producen el polen, que requerirá de algún movimiento (originado por el viento o por animales) para su liberación. Los tomates pueden estar floreciendo permanentemente, pero en la mayoría de las zonas templadas se cultivan de forma anual.

Fruto

Como miembro de la familia de las solanáceas, el tomate produce unos frutos de un característico color rojo intenso. Sin embargo, las variedades modernas exhiben toda una gama de colores: desde el amarillo al morado, pasando por el rosa y el naranja. En los tomates Heirloom (variedades cuyas semillas se han conservado y han ido pasando de generación en generación) se aprecian distintas tonalidades, además del rojo. Como ocurre con otras frutas, los tomates se desarrollan a partir del ovario de la flor; van madurando estando expuestas continuamente a la luz y en todas ellas hay semillas.

Semillas

Las semillas del tomate pertenecen al grupo de semillas de las solanáceas. Cada semilla posee células endospérmicas, que rodean al embrión, y una capa exterior llamada testa. Cuando se siembran, esa capa se rompe y el embrión, tras recibir los nutrientes necesarios, se convertirá en un nuevo plantón.

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