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Llena el baño para pies con unas 6 pulgadas de agua tibia. Agrega varias gotas de aceite para bebés. El agua y el aceite suavizarán y humectarán las uñas preparándolas para que puedas cortarlas.

Deja tus pies en el agua durante 15 minutos.

Retira tus pies del baño y sécalos con una toalla de papel.

Coloca una toalla seca de papel sobre tu superficie de trabajo. Puedes optar por el suelo o por un banco si te cuesta inclinarte. La toalla de papel servirá para recoger las uñas cortadas.

Haz deslizar las cuchillas del cortaúñas alrededor de la uña de tu dedo gordo. No las deslices demasiado profundo. Simplemente desliza la cuchilla debajo de tu uña sin ejercer presión ni empujar sobre tu piel.

Engancha el cortaúñas haciendo presión sobre la manija. Puede que necesites usar ambas manos si tus uñas son particularmente gruesas. Una vez que oigas el ruido del corte, éste se ha producido y puedes soltar la manija.

Desliza el cortaúñas abierto por la uña y presiona nuevamente la manija para cortar la siguiente sección. Evita tratar de cortar toda la uña en un solo intento. Es preferible cortar en pequeños trozos.

Corta en forma recta, sin curvas ni redondeando la punta. Cortar tus uñas en forma redonda puede hacer que se encarnen.

Repite los pasos 5 a 8 para cada dedo en ambos pies.

Luego aplica una loción humectante espesa. Masajea tus dedos y uñas con la loción para mantener suave y tersa la zona.

Junta los extremos de la toalla de papel y bótala junto con los restos de uñas cortadas.