Step 1

Elige el tipo correcto de frasco. No confíes en los frascos de mayonesa, jalea u otros tipos de frascos para congelar alimentos porque pueden no ser lo suficientemente gruesos y romperse al enfriarse. Compra frascos nuevos diseñados especialmente para conservas. Los frascos de boca ancha son los mejores.

Step 2

Usa las tapas correspondientes al frasco que estás usando. Estas vienen a menudo en dos partes, la tapa y la rosca y están fabricadas especialmente para expandirse o contraerse dependiendo de las condiciones ambientales. Además cierran herméticamente, lo que protegerá a los alimentos del daño que puede causar el frío.

Step 3

Limpia el frasco antes de llenarlo. Este puede haberse ensuciado durante el transporte. Enjuágalo con detergente suave y enjuágalo bien antes de usarlo.

Step 4

No los llenes hasta el borde. Deja un espacio de 1/2 pulgada (1,25 cm) para frutas y vegetales que no contienen líquido o azúcar agregados. Para sopas y otros tipos de alimentos líquidos, deja 1/2 pulgada cuando uses un frasco de una pinta (1/2 litro) y 1 pulgada (2,5 cm) para frascos de un cuarto de galón (1 l). Este espacio permite que el alimento se expanda cuando se congela y evita que el frasco se rompa y que el alimento haga presión sobre la tapa.

Step 5

Revuelve el contenido del frasco usando una cuchara o una espátula antes de sellarlo. Esto liberará las burbujas de aire y ayudará a reducir la expansión del alimento.

Step 6

Limpia la boca del frasco. Cualquier resto de alimento que quede en ella puede evitar el correcto sellado.

Step 7

Coloca la tapa sobre el frasco y luego séllala con la rosca. Inclina ligeramente el frasco para asegurarte de que está bien cerrado y que el alimento no se vuelca.