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Pasa los dedos por el pelo de tu perro para identificar todos los enredos, tanto los que están escondidos como los visibles. Engancha una horquilla para el pelo en estas marañas para mantenerlas separadas del resto del pelo de tu perro. Presta especial atención a la capa inferior (la más cercana a la piel).

Quita todos los restos atrapados dentro de las marañas. Busca objetos extraños sueltos, como vainas y macizos de tierra. Para los artículos pegajosos, como caramelos y chicle, congélalos con hielo para endurecerlos y después quítalos. Para los que son particularmente difíciles de quitar, puede que necesites cortar totalmente ese trozo de pelo o visitar a un peluquero canino profesional.

Cubre cada maraña con un producto desenredante. Algunos dueños de mascotas eligen usar almidón de maíz como producto para quitar los enredos, mientras que otros compran en su tienda local de suministros para mascotas un gel o un espray especialmente formulado para ello.

Separa las marañas de pelo grandes en secciones más pequeñas con un divisor de marañas. Estos son herramientas profesionales de peluquería (disponibles en muchas tiendas de mascotas) con hojas que te ayudan a cortar la maraña, mientras que se mantiene la longitud del pelo.

Desenreda con tus dedos las marañas sueltas más grandes. Para hacerlo, localiza cada nudo dentro de ella y tira de él con suavidad hasta que veas cómo está formado. Afloja el nudo y después desátalo manualmente. Este paso es el más tedioso, así que la paciencia es esencial en este punto.

Cepilla a través de cada maraña con pasadas ligeras y suaves. Mantén la maraña cerca de la piel cuando peines, para evitar que el cepillo tire de la piel y cause incomodidad a tu perro.

Recoge los enredos restantes con un cepillo de dientes anchos. Mantén tus pasadas rápidas y ligeras.