Efectos de la marihuana en la economía

La venta ilegal de marihuana va en detrimento de la economía.

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Los vendedores de drogas no son parte de la fuerza de trabajo normal. Alguien que vende marihuana para su sustento no forma parte del registro oficial de trabajadores. Pueden registrarse como desempleados y obtener beneficios de bienestar social, cupones de alimentación, ayuda habitacional y seguro médico, junto con una serie de otros beneficios destinados a los que realmente lo necesitan. Los vendedores de droga pueden llegar a obtener grandes sumas de dinero. Por un lado, normalmente tienen dinero para gastar en artículos como autos, joyas, ropa nueva y viajes, y por otro, su dinero está totalmente libre de impuestos. Estas personas que en teoría pueden estar desempleadas y en gran necesidad pueden aprovecharse de un servicio de bienestar social con el cual no están contribuyendo. Otro aspecto se refiere a los clientes de este vendedor. Aunque existe mínima evidencia de que el consumo de marihuana lleva a un "síndrome desmotivador", sin embargo, podría afirmarse que los clientes más regulares probablemente no estén aportando a la economía de manera significativa. Pueden no ser trabajadores responsables y eficientes. Puede que tampoco tengan grandes salarios que contribuyan a la salud de la economía con su monto de gasto disponible o con sus impuestos.

La fuerza laboral y los impuestos

El sistema legal

Muchos vendedores de droga terminan en la cárcel. Obviamente las personas encarceladas no representan una ayuda para sí mismos o sus familias económicamente hablando. No salen a trabajar para costear sus gastos. Sus familias muchas veces reciben ayuda social, y quienes sí pagan los impuestos solo reciben la cuenta. Los niños de estas familias puede que sean llevados a vivir con padres sustitutos, mantenidos a la vez con impuestos públicos. Irónicamente es la ley la que ocasiona la mayor parte de los problemas económicos relacionados con la marihuana. No solo son los impuestos usados para mantener a la familia del convicto, sino que también pagan los gastos de la corte, de las prisiones, y los salarios de las personas involucradas en el cumplimiento de las leyes de las drogas (guardias, policías, jueces y abogados públicos). También existen infinidad de programas de educación y rehabilitación de drogas ordenados por la corte, todo mantenido con dólares provenientes de los impuestos de los contribuyentes.

Derroche de dinero

La marihuana puede ser un hábito muy caro. Un fumador frecuente puede llegar a gastar US$350 por semana en su vicio. Aunque la marihuana no es físicamente adictiva, para mucha gente se convierte en una cadena mental que no pueden romper. De esta forma, quienes se convierten en dependientes del consumo de marihuana están gastando dinero que podrían destinar para otros usos, como comida, cuotas de un automóvil y otras cuentas. Incluso si asumiéramos que todas las cuentas están ya pagadas, es muy difícil que alguien que gasta US$1400 en marihuana al mes pueda progresar financieramente. A menos que el fumador tenga un gran salario, su hábito será un obstáculo para los planes de adquirir una casa, un auto o hacer otras inversiones. La gente puede llegar a deshacerse de otros gastos no obligatorios para poder costear su marihuana. Un dinero que podría usarse para almorzar, ir de compras o de vacaciones termina cayendo en manos del traficante, y no en los negocios que generan empleos.

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