Step 1

Comienza siempre limpiando los pies cuando camines con un par de sandalias. Haz una minimanicura a diario, un remojón de pies durante cinco minutos en un jabón antibacteriano para suavizar y refrescar, y quizás evitar que la sandalia esté sudada en primer lugar. Utiliza un poco de jabón de manos antibacteriano añadido a agua. Enjuaga bien con agua caliente y asegúrate de que te has secado por completo, especialmente entre los dedos.

Step 2

Después de que hayas aplicado el desodorante a los hoyos de tu calzado, da un golpe con tus extremidades hacia el sur. Podrías salir y comprar tus propios pies, pero compartir es bueno y agradable. Da un golpe justo en tus pies.

Step 3

Espolvorea tus pies con un talco boratado antes de deslizarte en tus sandalias. Si no eres fanático de tener los pies blancos y calcáreos que se parecen a la parte trasera de un bebe recién entalcado, limpia el polvo de la parte superior de tus pies con un cepillo limpio o un pañuelo de papel para eliminar cualquier sobrante. El talco boratado acabará con tus suelas resbaladizas.

Step 4

Introduce una almohadilla de plantilla para sandalias para eliminar la humedad de los pies. La mayoría de estas plantillas tienen un apoyo autoadhesivo. Simplemente despega la parte trasera y colócala sobre la plantilla de la sandalia. Si es demasiado grande, córtala con una tijera para encajarla en el calzado.

Step 5

No pises sobre asfalto caliente humeante o deambules por el Desierto del Sahara en chancletas. Sólo te lo digo.