Step 1

Asegúrate de que los hongos estén frescos. Elige los que estén firmes y que no tengan ninguna señal de podredumbre. Fíjate en las agallas debajo de las cabezas. Las que están cerradas indican que el hongo es joven, que tiene un sabor delicado, y que durará más. No hay nada malo con las agallas que están más abiertas; simplemente te indican que el hongo es más viejo. Tal vez sea más sabroso pero no se conservará fresco por mucho tiempo.

Step 2

Quita todo el envoltorio plástico cubre los hongos. Estos necesitan ventilación. Las bolsas plásticas y los recipientes de plástico hacen que se pudran más rápido. Una bolsa marrón de papel es una muy buena elección para almacenarlos. También puedes cubrir el recipiente original con una toalla de papel en lugar de mantener el envoltorio plástico.

Step 3

No laves los hongos antes de guardarlos. Es importante que los mantengas secos. Sin embargo, puedes cepillar suavemente la suciedad con tus dedos o un cepillo para hongos. Más tarde, cuando comiences a prepararlos para una comida, lávalos ligeramente y sécalos de inmediato con toallas de papel.

Step 4

Ponlos en el refrigerador. Mantén los hongos en la parte menos húmeda del mismo.

Step 5

Pon atención a los tiempos de almacenamiento de los diferentes tipos de hongos. Los agaricus, generalmente llamados hongos blancos, tienen cabezas en forma de sombrero y tienen un color blanco o marrón claro. Estos se mantendrán frescos por una semana. Los crimini, que también son llamados hongos italianos marrones, tienen un sabor terroso y son buenos para muchos platos; estos se mantienen frescos hasta por una semana. Los shiitake son más conocidos por el uso que se hace de ellos en la cocina asiática. Su color varía del tostado al marrón oscuro. Pueden ser almacenados por aproximadamente 2 semanas. Los portobello, relacionados con los agaricus, son más grandes y tienen un sabor más carnoso. Puedes almacenarlos hasta por 10 días.