Niños que muerden

Observa a tu hijo en el juego para descubrir los desencadenantes de su conducta de morder.

Jupiterimages/Comstock/Getty Images

Si tu niño muerde, no te desesperes -no se muerde más de lo que se puede masticar-. Tu preocupación como padre y el comportamiento de morder de tu hijo están ambos en el ámbito de las conductas normales. Los niños pequeños muestran una gran variedad de comportamientos agresivos, por diversas razones, pero la respuesta de los padres por lo general consta siempre de alarmarse. Los padres pueden intervenir con técnicas que redireccionan, enseñan y previenen el comportamiento incorrecto de su niño, que por lo general no entiende que está haciendo daño a otra persona.

Variables

Los niños pequeños experimentan cambios de desarrollo que incorporan algunos de los componentes que se necesitan para una tormenta perfecta -en cuanto a conducta-. Tu niño adquiere movilidad física, lenguaje limitado y emociones intensas dentro de un tiempo relativamente corto. No hay que olvidar que un nuevo deseo de independencia motiva a tu hijo a intentar lo imposible. Muchos incidentes de morder se relacionan a situaciones que producen frustración para tu pequeño, informa la National Association for the Education of Young Children. Por ejemplo, cuando un niño no puede completar una tarea sin tu ayuda, puede sentirse abrumado por la ira y parecer confundido en cuanto a cómo expresar su dilema.

Prevención

Con un poco de trabajo de investigación los padres pueden prevenir la conducta de morder antes de que ocurra, según el sitio web de desarrollo infantil Zero to Three. Observa a tu niño y nota si determinados compañeros, actividades o cuidadores específicos se asocian con el comportamiento de morder. El repertorio de habilidades de resolución de problemas de tu hijo no es suficiente para satisfacer sus necesidades cambiantes, y esto hace que una pequeña crisis parezca insuperable a sus ojos. Debes intervenir pronto para ofrecer comportamientos de reemplazo positivos al identificar los factores desencadenantes o patrones que por lo general conducen a morder. Por ejemplo, si ves que tu hijo está molesto por perder el acceso a un juguete preferido, sugiere que comparta un libro ilustrado contigo para distraer su atención de la fuente de frustración.

Respuesta a morder

Tu niño puede responder mejor a la redirección y recuperar la compostura cuando tú conservas la tuya. Establece contacto con sus ojos y hazle saber que morder es doloroso e inadecuado, en un lenguaje que el niño pueda comprender fácilmente. Demuestra que morder causa malestar físico y modela la empatía al demostrar compasión hacia las víctimas. Consuela a la víctima mediante la aplicación de hielo, secándole las lágrimas y ofreciendo una nueva actividad para desviar la atención del incidente. Vuelve la atención a tu hijo y habla de lo que sucedió para reiterar que morder no está permitido. Ayuda a tu hijo a reconocer y etiquetar la ira, y la forma de hacer frente a ella sin dañar a otros, recomienda la American Academy of Pediatrics. Por ejemplo, decirle: "te sentiste muy enojado cuando Isabelle tomó el cubo, por eso la mordiste. No se puede morder cuando se está enojado porque duele. Usa palabras cuando te sientas enojado. Dile a Isabelle que el cubo es tuyo y pide ayuda".

Evitar las estrategias negativas

Ten cuidado de evitar las estrategias negativas para dejar de morder que no logran fomentar alternativas a esa conducta y producen consecuencias no deseadas. Nunca muerdas a un niño de nuevo o lo humilles ni ejerzas un castigo severo, ya que esto fomenta la ansiedad que puede llevar a comportamientos de morder y disminuir su autoestima. Las intervenciones positivas pueden ayudar a tu hijo a entender que morder es inaceptable mientras aprende conductas alternativas que construyen su confianza en sí mismo.

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