Step 1

Inspecciona las raíces del cactus desenterrándolo suavemente. Las que están saludables se ven blancas y carnosas. Si lucen marrones y blandas, la planta está sufriendo. Quita las raíces dañadas con un cuchillo afilado.

Step 2

Vuelve a plantar el cactus en una maceta ligeramente más grande, con una tierra con buen drenaje, mezclada específicamente para plantas suculentas. Si no tienes esta mezcla, puedes combinar 1 parte de arena con 2 partes de tierra común.

Step 3

Riega el suelo hasta que sientas que una pulgada (2,5 cm) de la superficie está húmeda pero no empapada. Ten en cuenta que el cactus necesita breves periodos de sequía entre riegos. Si la planta recibe muy poca cantidad de agua, las hojas se encogerán. El riego en exceso causará que quede mustia.

Step 4

Coloca el cactus en un lugar que reciba la luz indirecta del sol. Demasiada luz directa puede quemarlo.

Step 5

Coloca las plantas lejos de las corrientes de aire, como las rejillas de ventilación o las ventanas. Las plantas estresadas pueden sufrir choque con las corrientes frías o calientes. A pesar de que tu planta estará bien si la expones brevemente al aire del exterior, también la estarás exponiendo a los insectos.

Step 6

Fertiliza el cactus mensualmente, con un alimento balanceado para plantas de interiores durante los meses en los que no se produce la floración.