Desde su descubrimiento, las patatas han servido para alimentar a la gente en momentos de hambre y han provisto a las masas con gran variedad de opciones culinarias como las papas francesas, las fritas y, en tiempos de abundancia, las doble-horneadas. Cultivarlas es interesante porque no es una semilla la que se siembra sino una parte de la misma planta. Los grandes productores han llegado a cosechar hasta 75 libras de tubérculos de buena calidad con una bolsa de sólo 5 libras.
Instrucciones

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Una o dos semanas antes de que estén listas para plantarse, en un área bien iluminada a temperatura ambiente, coloca en una canasta una libra de patatas certificada. Espera a que el tubérculo produzca brotes de por lo menos 1/2 pulgada.
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Un día antes, prepara aquéllas que vas a sembrar. Quita los brotes de las patatas y deséchalos.
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Con un cuchillo, corta las papas grandes en 4 piezas y las chicas a la mitad. En cada uno de los trozos que cortaste, deja dos o más nudos. Éstos parecen ojos pequeños que quedaron cerca del brote que desprendiste. Si la patata es más pequeña que una pelota de golf, déjala entera.
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En un lugar frío, oscuro y bien ventilado, sobre una mesa grande y vacía, coloca las papas con los cortes hacia arriba para que éstas se sequen durante la noche y produzcan una protección gruesa sobre las partes abiertas y se evite la putrefacción después de la siembra.
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Una vez secas, recoge las patatas y colócalas en la canasta. Almacénalas en un lugar oscuro y fresco hasta que decidas sembrarlas.