Cómo asar tomates

Tomates asados.

Los tomates asados le dan un delicioso sabor ahumado al chile, a las salsas e incluso a la salsa para la pasta. Puedes comprarlos enlatados en la tienda, pero es muy fácil asarlos en un asador de gas o de carbón. No te preocupes, no estarás atado al fuego por mucho tiempo; los tomates se cocinan rápido y se congelan bien, lo que significa que puedes disfrutar de su sabor durante todo el invierno. Aquí hay consejos para asar tomates.

Step 1

Los tomates Roma (también llamados tomates para pasta o salsa) son los mejores para asar. Estos tomates tienen pulpa densa y pocas semillas y se mantienen bien en el asador. No trates de asar tomate cherry o en rodajas; se ponen blandos y acuosos.

Step 2

Corta los tomates a la mitad (desde el tallo hasta la parte inferior) y unta el corte con aceite de oliva. Colócalos con el corte hacia abajo sobre el fuego medio del asador. Si estás usando uno de carbón, coloca los tomates en el medio del mismo sobre briquetas que estén a una temperatura media (deberías poder dejar tu mano algunos centímetros por encima durante 5 segundos y las briquetas deberían estar completamente cubiertas de ceniza).

Step 3

Cuando los tomates desarrollan marcas oscuras (en 5 a 8 minutos según el tamaño del tomate y el calor del asador), usa pinzas para darlos vuelta. Continúa cocinándolos hasta que la piel empieza a oscurecerse. Luego, retira los tomates del asador, colócalos en un bol, cúbrelos con envoltorio plástico y déjalos aparte.

Step 4

Cuando estén suficientemente fríos como para tocarlos, retira la piel oscura y corta la pulpa en dados. Asegúrate de reservar el jugo. Me gusta cortar los tomates en una tabla de carne, que tiene alrededor un canal especial para recoger el jugo.

Step 5

Usa los tomates cortados inmediatamente en tu receta favorita o congélalos para usarlos más adelante. Congélalos y envuelve los tomates y el jugo en bolsas de congelación. Llena cada una hasta llegar a 1/2 pulgada (1,25 cm) de la parte superior. Haz que sean más fáciles de almacenar colócandolas primero planas en el estante del congelador. Una vez congeladas, puedes guardarlas fácilmente apiladas.

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