Cómo preparar una granada

Cuando ves una granada puedes pensar que ves una manzana, hasta que la abres. Una granada tiene cientos de semillas de color rojo rubí y una pulpa interior blanca. Mientras una manzana guarda sus semillas en el centro de la fruta, siendo su parte comestible la parte blanca entre el corazón y la cáscara, las semillas de granada proveen un sabor dulce, sabroso y ácido. Estas están llenas de antioxidantes que te ayudarán a prevenir el cáncer y enfermedades del corazón.

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Selecciona cuidadosamente una granada. Una granada pesada indica que está llena de jugo, así que escoge la más grande de todas. Asegúrate de que la fruta tenga un acabado suave y correoso sin rasgones.

Corta la corona de la granada, es decir, su parte superior, con un cuchillo afilado. Asegúrate de que el corte sea profundo para que revele un poco de su interior blanco.

Pela la cáscara desde la parte superior hacia la inferior, marcando cuatro secciones. No hagas tajos hacia adentro de la fruta para no cortar las semillas.

Coloca la fruta en un gran bol con agua fría y separa las cuatro secciones. Con las piezas dentro del agua, quita las semillas y descarta la parte medular blanca y la cáscara.

Filtra las semillas del agua. Una granada promedio tendrá de 800 a 850 semillas, así que podrás compartir el plato con tus amigos.

Guarda las semillas en el refrigerador. Normalmente, las granadas que se venden están maduras y listas para consumir, así que puedes guardarlas en bolsas plásticas y refrigerarlas.

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