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Lava y pela las frutas que tengan cáscaras que no sean comestibles, como las piñas y los bananos.

Corta las frutas y quítales las semillas grandes que traen las frutas como las naranjas y las manzanas. Las semillas más pequeñas, como las de las fresas, se pueden quitar con un colador después de batir.

Añade las frutas cortadas a la licuadora. Si quieres, puedes agregar agua. La mayoría de las frutas húmedas, especialmente las piñas y las naranjas, tienen suficiente jugo y no es necesario añadirles agua.

Filtra el jugo batido a través de un colador fino de malla metálica para quitarle las semillas y la pulpa. Con una cuchara, aplasta la pulpa para que todo el jugo pueda pasar a través del colador.

Añade un endulzante artificial a tu gusto para endulzar el sabor del jugo. Si la fruta es un poco ácida, esto hará que el sabor del jugo sea más dulce sin sumar calorías.