Step 1

Consulta a un veterinario para confirmar el diagnóstico. Las hemorroides se caracterizan por abultamientos visibles en el ano, movimientos sangrientos en el intestino del perro, puedes darte cuenta si tu mascota arrastra su trasero o si intenta arañarlo. Las hemorroides se pueden confundir fácilmente con tumores, fisuras, prolapso del recto y glándulas anales taponadas. Sin embargo, si estás seguro con tu diagnóstico o si un veterinario lo ha confirmado, continúa con el paso 2.

Step 2

Coloca una botella de olmo escocés dentro del congelador durante una hora o toda la noche en el refrigerador. Aplícalo a la zona afectada tres veces al día empapando una bola de algodón con el olmo escocés frío y presionando contra la zona afectada. Déjalo en el sitio hasta que el algodón ya no esté frío. La combinación del medicamento y el frío harán que se tensen los vasos sanguíneos afectados, reduciendo su tamaño.

Step 3

Cambia la dieta de tu perro. Debes incluir más fibra añadiendo a su comida verduras o dándole una cucharada diaria de puré de calabaza para aumentar sus evacuaciones. Alterna las galletas secas para perros con comida tipo cecina y evita darle productos lácteos, especialmente queso.

Step 4

Anima al perro a beber más líquidos asegurándote de que tiene una provisión constante de agua y dándole ejercicio físico extra. La actividad no sólo ayudará a que se "muevan las cosas", sino que aumentará el flujo sanguíneo y hará que el perro tenga sed.

Step 5

Antes de llevar al perro de paseo, utiliza un hisopo húmedo de algodón para aplicar al ano una ligera capa de vaselina. Después de que haya hecho sus asuntos, limpia el ano suavemente con una toallita húmeda; aplícale aloe vera a la zona afectada.